Los gatos pueden transmitir enfermedades como la toxoplasmosis, la tiña o el síndrome de larva migrans. El contacto con heces, saliva o pelo de gato puede exponer a las personas a estos riesgos. La mayoría de los casos no son graves, pero ciertos grupos deben tomar precauciones adicionales.
La clave para evitar el contagio es la higiene: lavarse las manos tras tocar al gato o limpiar su caja de arena, mantener una limpieza adecuada en el hogar y evitar el contacto con gatos callejeros. Además, es fundamental que las mascotas tengan sus vacunas y desparasitaciones al día.
Visitar regularmente al veterinario para vacunas como la de la rabia y la trivalente es esencial para la salud del gato y de las personas que lo rodean. Mantener un calendario de vacunación y seguir las indicaciones del veterinario ayuda a prevenir enfermedades graves.
El pelo de gato no es peligroso en sí mismo, pero puede transportar alérgenos y parásitos. Las personas alérgicas pueden experimentar síntomas como estornudos o asma. Mantener una limpieza constante en el hogar ayuda a reducir estos efectos.
La toxoplasmosis, generalmente asintomática, puede causar fiebre y dolores musculares en algunos casos. Es peligrosa para embarazadas y personas con sistemas inmunodeprimidos, y debe ser tratada con medicamentos específicos para evitar complicaciones graves.
La convivencia saludable con gatos implica atención veterinaria y mantener hábitos de higiene. Al seguir estos pasos, se puede disfrutar de la compañía de los felinos sin comprometer la salud.