Ensenada vivió un inolvidable finde de tangos: artistas consagrados y principiantes brillaron por igual
La noche de tango del sábado 12 de octubre 2024, organizada por la Casa del Tango Ensenada, resultó una gala inolvidable de pasión y elegancia que se dió cita en el glorioso Teatro Municipal de Ensenada.
Los bailarines "Vivian y Adrián" abrieron el show en el lugar que los vió consagrarse en distintos concursos y campeonatos, en un gran despliegue de vestuario e interpretación de temas bailados "bien al piso" (tal como puede hacerse en una milonga), demostrando una conexión excepcional en cada movimiento.
Luego fue el turno del ensenadense Guillermo Luise quien sorprendió muy gratamente con sus interpretaciones, emocionando a la audiencia. Por su parte, la ya consagrada Gabriela Fernández, deleitó al público con su voz majestuosa y su espectacular forma de contar cada canción.
Por último, llegó la tan anhelada interpretación del reconocido cantante Lautaro Mazza, quien cautivó al público desde sus primeras notas hasta la repetición de bises que gentilmente ofreció.
El espectáculo contó con el acompañamiento de Juan Paez en guitarra y Carlos Rulfi en bandoneón, y la excelente conducción de Javier Pérez , quien presentó a la nueva Comisión de Casa del Tango Ensenada.
Luego tomó la palabra a Marita Secco, presidenta de la institución, quien destacó que "el principal objetivo es darle mayor difusión al Tango, que nos representa en el mundo entero, y dejar un semillero de gente que quiera cantar y bailar al compás de la música proclamada Patrimonio Cultural de la Humanidad".
Las voces de los cantantes, tanto principiantes como los más experimentados, resonaron con fuerza y sentimiento, interpretando con intensidad cada letra y nota musical, contando además con el acompañamiento de dos grandes y reconocidos guitarristas.
La complicidad entre los artistas y el público era palpable, creando una atmósfera de conexión y amor por la música que inundaba el Centro cultural La Vieja Estación de Ensenada.
Tras el emotivo encuentro de canto, la tarde se transformó en una vibrante Milonga, donde la gente acudió en masa, seducida por los ritmos apasionados del tango. Parejas de bailarines se deslizaban con gracia por la pista, mientras los acordes de la música llenaban el espacio y contagiaban a todos con su energía.
La Milonga se convirtió en una verdadera fiesta para todos los presentes, donde la pasión, la alegría y la camaradería se fusionaron en una celebración única e inolvidable.
Realmente fue una jornada donde la música y el arte unieron a personas de diferentes edades y procedencias, dejando en su transcurso una experiencia enriquecedora y mágica, demostrando una vez más el poder transformador y unificador de la música que nos representa en el mundo entero: El Tango.