Víctor Manuel Rocha, ex embajador de EE.UU. en varios países de América Latina, incluida Argentina, sorprendió al tribunal federal de Miami al cambiar su declaración de inocente a culpable por cargos de conspiración y actuar como agente de un gobierno extranjero. A sus 73 años, enfrenta hasta 10 años de prisión por cada delito.

Rocha, quien sirvió como diplomático durante más de 40 años, admitió haber trabajado para la inteligencia cubana, una infiltración que dejó perplejos a muchos en el continente. Su carrera lo llevó a ser asesor principal de la Casa Blanca para América Latina y embajador en La Habana y Buenos Aires, entre otros lugares.

El acuerdo alcanzado con los fiscales implica que Rocha evite enfrentar otros 13 cargos por delitos como fraude electrónico y declaraciones falsas. La sentencia se espera para el 12 de abril, y la confesión del ex embajador ha generado un gran impacto tanto en el ámbito judicial como en el político.

Durante décadas, Rocha se camufló hábilmente, cultivando relaciones en círculos políticos, empresariales y periodísticos. Se le consideraba un halcón republicano, un anticastrista y un lobista corporativo, lo que facilitó su papel como fuente confiable para periodistas y analistas en Miami. Ahora, su doble vida como espía cubano ha dejado estupefactos a aquellos que lo conocieron y confiaron en él.