Este domingo se celebró el medio maratón de Buenos Aires y, en septiembre, será el turno del maratón completo de 42 kilómetros. Estos eventos, organizados por la Asociación Civil Ñandú, presumen de ser sin fines de lucro, aunque facturan más de dos millones de dólares al año. Con el apoyo del gobierno y una larga lista de patrocinadores, estos maratones han demostrado ser un jugoso negocio para algunos, mientras los corredores se esfuerzan en las calles de la ciudad.

La Fundación Ñandú fue creada en 2002 por los empresarios Carlos y Santiago Sáez, propietarios de la marca de ropa Ona Saez. Desde sus inicios, la fundación se dedicó a organizar eventos deportivos inclusivos con premios valiosos. Sin embargo, en 2013, tras presiones y amenazas relacionadas con posibles publicaciones de entresijos financieros de su empresa en el diario Clarín, los hermanos Sáez abandonaron la fundación. Inmediatamente, Ñandú se reconvirtió en una "Asociación Civil sin fines de lucro".

Pero lo interesante es quiénes tomaron el control de la asociación después de la salida de los hermanos Sáez. Según la periodista Ivy Cangaro, de Data Clave, dos nombres conocidos en el mundo de los medios y la política asumieron el mando: Mario Petrucci y Ricardo Horacio Roa. Petrucci, ingeniero y presidente de la Federación Argentina de Ajedrez, tiene un pasado en la Columna Norte de Montoneros. Roa, editor general de Clarín, tiene un historial similar, habiendo trabajado en la publicación "El Descamisado" y coqueteado con Montoneros en los años setenta.

En poco tiempo, Petrucci también fue desplazado, y la asociación quedó en manos de tres periodistas de Clarín: Luis Rodolfo Vinker, Pablo Rafael Vaca, y Ricardo Horacio Roa. A pesar de estar al frente de Ñandú, sus nombres no aparecen en la página web de la asociación, y la sede social registrada es, en realidad, una concesionaria de autos Chevrolet en Villa Martelli.

La recaudación millonaria detrás del maratón

Participar en estos eventos no es barato. Inscribirse en el medio maratón de Buenos Aires cuesta 45 mil pesos para los residentes y 80 dólares para los extranjeros. Para el maratón de septiembre, los precios suben a 55 mil pesos y 90 dólares, respectivamente. Además, se debe sumar un 15% adicional por el costo de inscripción que solo puede hacerse a través de la empresa Ticketear, una empresa con vínculos directos con la dirigencia de Ñandú.

Si se considera que este año se inscribieron más de 25 mil personas solo para el medio maratón, la recaudación podría superar los 2 mil millones de pesos, solo en inscripciones. Y eso sin contar con los millones adicionales que la asociación recibe de patrocinadores como Adidas, Telecom y el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, que además se encarga de la seguridad y logística del evento.

Un Negocio Redondo, Sin Inversión Propia

A pesar de los ingentes ingresos, Ñandú no invierte en kits de primeros auxilios, publicidad, seguridad, ni en el patrocinio de atletas o programas de inclusión deportiva. Todo corre por cuenta de los patrocinadores. Para colmo, los premios que entrega el maratón de Buenos Aires son insignificantes comparados con otros eventos similares en la región, como el de Río de Janeiro o Santiago de Chile.

Desde enero de 2024, coincidiendo con la llegada de Javier Milei al gobierno nacional y de Jorge Macri a la Ciudad de Buenos Aires, Ñandú se ha transformado en una empresa privada bajo el nombre "Carreras y Maratones Ñandú S.A.", lo que significa que ahora sí tienen fines de lucro. Todo esto se ha llevado a cabo sin licitación alguna ni documentación que avale una contratación directa, otorgando un negocio de más de tres mil millones de pesos a tres periodistas de Clarín sin ningún tipo de competencia o transparencia.

En resumen, mientras miles de corredores se esfuerzan para completar el recorrido, unos pocos se llenan los bolsillos sin siquiera moverse del sillón. ¡Con Ñandú, el que no corre, vuela!