“Seño, Martín faltó porque no tiene casi abrigo y tenía frío”. La nota, con fecha del 2 de junio, la firmó la mamá de Martín, uno de los estudiantes de quinto grado de la Escuela Nº 375 “Santa Catalina de Siena” de la ciudad de Corrientes. Cuando abrió el cuaderno de comunicados y leyó lo que había escrito la madre de su alumno, a Yamila Pereira se le cerró el estómago.
Siempre les pido a los padres que justifiquen la insistencia de los chicos. Como Martín no vino el miércoles, el jueves le pregunté por qué se había ausentado. Cuando me trajo el cuaderno y leí la nota se me cerró el estómago. Justamente, el día anterior le había prestado mi campera a uno de sus compañeros
Yamila tiene 32 años, una hija de 14 y hace una década que ejerce la docencia en la Escuela N.º 375. Llegar hasta ahí le demora treinta minutos en moto de ida y otros treinta de vuelta. Para lo que son las distancias en Corrientes capital, dice, es un viaje larguísimo. Aún así ella lo hace con gusto. “Desde que pisé esta escuela me enamoré de su gente. Yo elegí ser titular acá”, asegura.
El establecimiento, ubicado en el barrio Río Paraná, recibe cerca de 300 alumnos de nivel primario que llegan una de los zonas más marginales de Corrientes. Las clases arrancan a las 8 y se extienden hasta las 15. Según la docente, se trata de una jornada extendida para que los chicos no estén en la calle. “La mayoría de ellos viene a la escuela a comer”, apunta Yamila.
Aunque en estos diez años de docencia “vio de todo”, esas once palabras escritas en letra imprenta en el cuaderno de comunicados de su alumno volvieron a enfrentarla con la cruda realidad: por el frío muchos chicos dejan de ir a la escuela. Algunos lo hacen porque se enferman; otros, como Martín, porque no tienen con qué abrigarse.
El caso de Martín, explica Yamila, no es el único. “Todos tenemos un Martín en nuestro salón”, dice la docente. Y sigue: “En la escuela no hay calefacción ni estufas. Algunas maestras se llevan su propio caloventor pero, por protocolo COVID-19, también tenemos que tener las ventanas abiertas para ventilar. Encima el colegio está cerca del río: imaginate el frío que hace a las 8 de la mañana”.
Durante los meses con temperaturas más bajas, las primeras horas de clase, son duras. “Yo me llevo una mantita porque la silla muchas veces está helada. Ni te digo los chicos: hasta media mañana no se pueden ni mover de lo abrigados que están. Vienen con gorros, guantes, bufandas... Algunos, incluso, traen ropa de los padres”, cuenta.
Según Yamila, la vida de Martín es “complicada”. “Él tiene 13 años. Debería estar en 6°, pero recursó 5° porque no logró alcanzar los contenidos. En 2021 fue mi alumno, pero no estaba en condiciones de pasar de año. La decisión fue mía y me siento bien, porque de marzo a esta parte avanzó muchísimo”, explica.
No hace mucho, el adolescente perdió a su hermana mayor, de 28 años, por un cáncer. Como si fuera poco, la situación económica de su familia es crítica. Su papá está desempleado y lo que gana su mamá -que trabaja en un comedor dos veces por semana- no alcanza para los tres.
Infobae intentó ponerse en contacto con la mamá de Martín, pero la mujer prefirió no hablar. “Está abrumada porque la llamaron de todos lados”, confía la docente, quien hizo de intermediaria.
Días atrás, sin embargo, Mónica conversó con un medio local y explicó los motivos por los que su hijo se ausentó de la escuela.
“La semana pasada no fue porque estaba enfermo, y esta semana me dijo que tenía mucho frío y no fue. Hoy sí fue: le puse dos saquitos, un buzo y se fue porque no quería faltar más. Yo me siento muy mal por todo esto, pero no podemos conseguir más plata. Tengo que elegir entre comer o vestirlo”, dijo en un reportaje al programa “Desayuno” en Radio Dos.
Lo que pasó con Martín fue el puntapié para que la directora de la institución, Diana Montenegro, junto con las docentes, diera por iniciada una campaña para recolectar ropa de abrigo para los alumnos de la Escuela N.º 375.
Desde entonces, el colegio empezó a recibir todo tipo de donaciones. “Estoy muy feliz por lo que se generó. Muchas ONG se pusieron en contacto con nosotros para hacernos llegar ropa. También lo hicieron desde el Ministerio de Educación de la provincia. Ojalá juntemos abrigo para todos los chicos. No sabés lo difícil que es tener que elegir entre quién tiene más necesidad”, se despide Yamila.
Antes de cortar la comunicación, la docente deja sus datos y los de la directora para que aquellos que quieran colaborar con donaciones puedan contactarla. “Muchos me piden un número de CBU. No queremos dinero, queremos ropa: medias, zapatillas, camperas, gorros de lana, guantes, bufandas. Estamos armando un ropero solidario para nuestros niños”, concluye.
* Quien quiera colaborar con donaciones para los alumnos de la Escuela N.º 375 “Santa Catalina de Siena” puede ponerse en contacto con Yamila Pereira al teléfono +549-3794-11-8996 o al email: ycpereira12382@gmail.com. También pueden escribirle a Diana Montenegro, directora de la Institución, al +549- 3794-25-8351.