El actor Kevin Spacey quizás seguirá muerto artísticamente luego de quedar liberado de culpa y cargo por un tribunal civil norteamericano ante la acusación de otro actor que argumentaba que cuando tenía 14 años fue tocado con intenciones sexuales, y sin su consentimiento, por el protagonista de "Belleza Americana" y tantos otros éxitos de Hollywood.
La pregunta que todos se hacen después del fallo es si alguien le devolverá a Spacey su carrera interrumpida de repente por varias acusaciones en su contra en 2017 que iban en el mismo sentido, pero que ninguna tuvo, hasta ahora, un fallo concreto condenatorio.
Los usuarios argentinos de redes sociales lo comparaban con la situación que debería asumir el actor Juan Darthés si tras el proceso que se le sigue en Brasil por hechos similares sucedidos según su acusadora Thelma Fardín en Nicaragua, el veredicto siguiera iguales argumentos que los del tribunal norteamericano.
EL PELIGRO DEL PREJUZGAMIENTO
¿Hay vida después de la cancelación?
Es que a pesar del colectivo #metoo y sus múltiples señalamientos, las justicias de cada país no se han expresado aún en muchos procesos.
Es verdad que otros casos como el del productor Harvey Weinstein o Bill Cosby fueron en un sentido inverso y confirmaron las acusaciones, pero la duda es que sucede con la vida profesional interrumpida del acusado cuando es liberado de culpa y cargo por la justicia.
Ahora que un jurado de Nueva York se puso del lado de Kevin Spacey en la demanda civil de 40 millones de dólares y concluyó que el actor ganaor del Oscar no abusó de Anthony Rapp cuando era un adolescente y no es responsable por agresión, ¿alguien puede imaginar que volverá a protagonizar "House of Cards"?.
La respuesta es no. Porque de la "muerte por cancelación" parece no volverse.
Después de aproximadamente 80 minutos de deliberaciones, los miembros del jurado llegaron a una decisión unánime de que los abogados de Rapp, el actor demandante, hoy de 50 años, no habían podido probar que Spacey "tocó una parte sexual o íntima" de Rapp.
Spacey se declaró gay después de aquellas acusaciones. Pero eso ya no era un problema en el negocio cinematográfico estadounidense.
El actor salió del armario después de que aquel otro actor lo acusara públicamente de abusar sexualmente de él cuando era menor de edad, unos 30 años antes.
Y ese sí fue el punto.
Porque la comunidad de Twitter y el periodismo en general lo terminó asesinando artísticamente antes que el hecho estuviera probado. Y las empresas que lo contrataban lo despidieron, y además le hicieron juicio por las pérdidas que "les ocasionó".
La situación del actor argentino nacido en Brasil, Juan Darthés podría ser muy similar, aunque el resultado judicial aún sea una incógnita.
Si luego del fallo de la justicia brasileña es condenado, las conciencias de las mayorías cancelatorias quedarán en paz y gritarán: "Vieron que se los advertimos", pero de suceder como con Kevin Spacey, y no poder demostrar los hechos que se le imputan quedará libre aunque muerto para su carrera artística.
El artista de Hollywood aún deberá enfrentarse a cargos similares en Reino Unido y tal vez en alguno de ellos pueda probarse su culpabilidad por los supuestos abusos, pero... ¿Y si no?
¿Alguien le devolverá su fama, su dinero, su honor o su prestigio?
Todo parece indicar que no.
Los activistas del "#MeToo" no están preparados para esperar los veredictos de los tribunales.
#AHORA | ABSUELTO!
— Jorge Rausch McKenna (@JorRausch) October 20, 2022
¿Y NOS DEJARON SIN “HOUSE OF CARDS”?
Un tribunal de Nueva York desestimó el jueves una demanda por conducta sexual inapropiada de US$ 40 millones presentada contra Kevin Spacey por un actor que afirmó que la estrella de Hollywood lo atacó cuando tenía 14 años. pic.twitter.com/XZWywOmZN8
El movimiento tiene el deseo de hacer de fiscal, juez y agente de la ley en una sola unidad. Cualquiera que es culpado también es culpable. Los medios siguen el juego. Pocos recuerdan la presunción de inocencia como un principio importante en un estado constitucional. El movimiento actúa igual tanto contra quienes de verdad lo hacían como contra los que sólo son aún "sospechosos". Como suele ocurrir ante los movimientos de principios muy radicales y tajantes, los que no participan de ellos se agachan con miedo o cobardía.
IMPOSIBLE VOLVER DE "ESA" MUERTE
Para el acusado, la carrera se termina.
Como la de Kevin Spacey.
Netflix lo echó, las películas para él ya fracasan, los canales de televisión consideran eliminar sus obras antiguas de la programación. Spacey sólo pudo aparecer en cortometrajes, proyectos de arte sin valor comercial.
Ahora su caso estuvo ante un tribunal. Fue en un proceso civil. El tribunal absolvió a Spacey. Y en vista del curso del proceso, surge entonces la pregunta de cómo se pudo dar semejante cacería contra el imputado sin que hubiera un veredicto.