La cúrcuma: beneficios para la salud y cómo incluirla en tu dieta
La cúrcuma, originaria del sur de Asia, es una especia milenaria que se obtiene del rizoma de la planta Curcuma longa, de la familia del jengibre. Con su característico color amarillo, ha sido valorada tanto en la cocina como en la medicina tradicional, especialmente en India y otras regiones asiáticas, por sus propiedades terapéuticas.
El principal componente activo de la cúrcuma, la curcumina, es reconocido por sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. Estos efectos han despertado el interés científico, que investiga sus posibles beneficios para la salud.
Diversos estudios han demostrado que la curcumina tiene un impacto positivo en la memoria y en la prevención del deterioro cognitivo en adultos mayores. Un estudio publicado en The American Journal of Geriatric Psychiatry reveló que una dosis diaria de 90 miligramos de curcumina durante 18 meses mejoró notablemente las capacidades cognitivas y la memoria de los participantes sin demencia.
Las propiedades antiinflamatorias y antioxidantes de la curcumina ayudan a reducir la inflamación cerebral y protegen las células nerviosas del daño oxidativo. Además, investigaciones sugieren que podría prevenir enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.
La cantidad recomendada de cúrcuma varía entre 500 a 2 mil miligramos al día, dependiendo del tipo de suplemento. Para una mayor absorción de la curcumina, se recomienda consumirla junto con pimienta negra o grasas saludables, ya que la curcumina es liposoluble.
Expertos como la nutricionista Nicole Hopsecger advierten que es importante consultar a un profesional de la salud antes de incorporar curcuma en la dieta, ya que la dosificación puede variar según las necesidades individuales.
A pesar de sus beneficios, la cúrcuma no es adecuada para todas las personas. Quienes padecen trastornos de coagulación deben evitarla, ya que puede aumentar el riesgo de sangrado. También debe evitarse en personas con reflujo gastroesofágico, pues puede irritar el sistema digestivo.
La cúrcuma podría interferir con medicamentos anticoagulantes y antiplaquetarios, por lo que se recomienda precaución en estos casos
La cúrcuma podría tener un efecto positivo sobre la presión arterial debido a sus propiedades antiinflamatorias y antioxidantes. La curcumina ayuda a mejorar la función endotelial de los vasos sanguíneos, lo que facilita la circulación sanguínea y podría reducir moderadamente la presión arterial.
Sin embargo, aún no hay evidencia concluyente sobre su efectividad, por lo que la Clínica Cleveland recomienda no usarla como tratamiento principal para la hipertensión sin la supervisión de un médico.
Incorporar cúrcuma en la dieta es fácil y versátil. Puede añadirse a sopas, guisos, arroces y platos de curry, o incluso usarse para preparar infusiones. Para maximizar sus beneficios, se recomienda consumirla con pimienta negra o grasas saludables como el aceite de oliva o de coco.
La cúrcuma también se puede mezclar con agua caliente para preparar un té, especialmente si se combina con jengibre, miel o limón. De esta manera, disfrutar de sus propiedades beneficiosas es sencillo y sabroso.