La hidratación: más allá de la sed y los mitos sobre el agua
La semilla es una señal que nuestro cerebro nos da cuando necesitamos agua, pero hay que tener cuidado: cuando sentimos sed, ya estamos levemente deshidratados, entre un 1 y un 2%. En especial después de los 60 años, esa señal de alerta pierde efectividad. Por eso, es crucial tomar agua de forma regular, sin esperar a tener sed.
El agua pura es la mejor opción para hidratarse, sin aditivos ni bebidas azucaradas. La cantidad recomendada es de al menos dos litros diarios, pero la clave está en cómo el cuerpo responde a la hidratación. La orina puede ser tu mejor indicador: si es clara, estás bien hidratado; si es oscura, es hora de beber más agua.
Aunque a menudo se supone que todos necesitamos una cantidad fija de agua, las necesidades varían según la temperatura, la actividad física y la dieta. Por eso, es esencial escuchar a tu cuerpo, medir la claridad de tu orina y beber agua constantemente para mantener una buena salud y evitar problemas derivados de la deshidratación, como la falta de energía o problemas cognitivos.
La próxima vez que te sientas sed, recuerda que no solo es tu cuerpo pidiendo agua, es una señal de que ya estás empezando a necesitarla. Haz del agua una costumbre diaria y observa cómo responde tu cuerpo: hidratado, siempre claro.