En el tranquilo oeste de Irlanda, Martin McEvilly, con 108 años de edad, es un verdadero testigo del paso del tiempo. Nacido el 26 de junio de 1916 en Rosscahill, este hombre ha vivido más allá de las expectativas, superando incluso a sus diez hermanos mayores, quienes llegaron a sus 90 años. Aunque la genética juega un papel, McEvilly ha mostrado que la verdadera clave de su longevidad radica en un conjunto de hábitos saludables mantenidos con disciplina durante toda su vida.
Desde una edad temprana, McEvilly adoptó la actividad física como parte integral de su vida. Nunca condujo un automóvil, prefiriendo su bicicleta como medio de transporte, incluso hasta los 99 años. Cuando las limitaciones físicas comenzaron a aparecer, continuó ejercitándose en una bicicleta estática hasta los 105 años. Para él, el ejercicio no era solo una rutina, sino una forma consciente de resistir el paso del tiempo. Estudios científicos recientes, como los del British Journal of Sports Medicine, respaldan lo que McEvilly ha practicado durante más de un siglo: el ejercicio regular prolonga y enriquece la vida.
Pero su longevidad no solo se debe al ejercicio. McEvilly ha vivido bajo el principio de "todo con moderación". Nunca come después de las siete de la tarde y solo se permite tres vasos de cerveza negra los domingos por la noche. Este control moderado de sus hábitos, combinado con una fe inquebrantable, lo ha acompañado a lo largo de su vida. Cada noche, recita el rosario, un ritual que ha mantenido desde su juventud, y que le ha ofrecido consuelo y paz en los momentos más difíciles.
La fe, el ejercicio y la moderación han sido los pilares que han sostenido a McEvilly, permitiéndole superar los desafíos de la vida, incluyendo la pérdida de su amada esposa, Kathleen, después de 75 años de matrimonio. Hoy, vive rodeado del cariño de su familia en su hogar en Rosscahill, donde sigue siendo un ejemplo viviente de cómo una vida equilibrada y comprometida puede llevar a una longevidad saludable.
El caso de McEvilly es parte de una tendencia creciente en todo el mundo, donde cada vez más personas superan los 100 años gracias a avances en la medicina y un enfoque en hábitos saludables. Su historia es un recordatorio de que la longevidad no solo depende de la ciencia, sino también de decisiones diarias que pueden marcar la diferencia.