La noche de los lápices, publicada en 1986 por los periodistas María Seoane y Héctor Ruiz Núñez, destapó uno de los crímenes más atroces de la dictadura militar en Argentina. La desaparición de siete estudiantes platenses por luchar por el Boleto Estudiantil dejó una herida profunda en la sociedad.
La investigación de Seoane y Ruiz Núñez reunió testimonios clave, entre ellos el de Pablo Díaz, único sobreviviente, quien expuso ante el Juicio a las Juntas los horrores vividos en los centros clandestinos de detención. El libro se convirtió en un referente para la memoria colectiva.
Seoane y Ruiz Núñez dieron voz a los jóvenes estudiantes, perseguidos y secuestrados por su militancia política. La obra detalló la complicidad de la policía y la impunidad con la que operaron los represores.
El relato coral del libro humanizó a las víctimas, mostrando sus sueños y luchas por la justicia social. Esta historia reveló la brutalidad con la que la dictadura eliminó cualquier oposición juvenil.
El libro y su posterior adaptación cinematográfica, estrenada en 1986, sacudieron a la sociedad argentina, que aún lidiaba con las secuelas de la dictadura. Ambos productos culturales se convirtieron en pilares fundamentales de la memoria histórica.
La noche de los lápices no solo documentó un crimen, sino que desnudó el funcionamiento del aparato represivo. Hoy, sigue siendo una lectura obligatoria en escuelas y un símbolo de la lucha por la verdad y justicia.