La pobreza en Argentina: un alivio parcial que oculta los problemas estructurales

La pobreza baja levemente, pero las políticas de ajuste y las desigualdades estructurales siguen golpeando a la sociedad.

05-12-2024 - Por Primera Página

La pobreza en Argentina: un alivio parcial que oculta los problemas estructurales

En el tercer trimestre de 2024, la pobreza en Argentina alcanzó al 49,9% de la población, lo que representa una leve caída respecto a los picos registrados al comienzo del año, cuando superó el 55%. Sin embargo, el alivio es relativo. Las políticas de ajuste impulsadas por el Gobierno de Javier Milei, aunque contribuyeron a la disminución de la pobreza, también agudizaron las desigualdades y las condiciones de vida de los sectores más vulnerables.

La situación de la indigencia, que afecta a aquellos que no logran cubrir sus necesidades alimentarias básicas, sigue siendo alarmante. En el tercer trimestre, la indigencia creció al 12,9%. La caída de la pobreza no ha significado una mejora real en las condiciones de vida de la mayoría, ya que el aumento de los gastos en servicios y la precarización del empleo continúan siendo grandes obstáculos para los hogares más necesitados.

En cuanto a los niños, la pobreza extrema alcanza al 20% de la infancia, una cifra preocupante que refleja el retroceso de la inversión social en las últimas décadas. Además, la precarización laboral es una realidad para el 23,6% de los trabajadores, que se encuentran en el subempleo, y para el 35,3% de quienes tienen trabajo, que viven en hogares pobres.

A pesar de las medidas de ayuda estatal, como la Asignación Universal por Hijo (AUH), que han permitido paliar la situación, la estructura económica del país sigue sin generar empleos de calidad. La pobreza, aunque con una leve tendencia a la baja, sigue siendo un desafío estructural profundo, que no puede resolverse solo con políticas de ajuste o medidas a corto plazo.

El futuro de la pobreza en Argentina dependerá de políticas que no solo busquen estabilizar la macroeconomía, sino que también fomenten la creación de empleo de calidad, la inclusión social y una reforma del sistema de seguridad social. Sin ello, el descenso de la pobreza podría ser solo un espejismo.