La conductora de televisión y actriz argentina Mirtha Legrand había sido sometida a una cirugía por una brida abdominal en 2019 y al volver a aparecer en su programa comentó: “Un cariñoso saludo para mi médico Guillermo Semeniuk, un gran médico”. Tras el inicio de la pandemia, su hermana gemela falleció y su médico la convenció para que no fuera al velatorio por el riesgo de contagio del coronavirus. En 2021, le pusieron stents en las arterias del corazón, y en mayo pasado le diagnosticaron el COVID-19. “Ayer hablé con el doctor Guillermo Semeniuk y le dije que estaba preocupada porque no tenía gusto. Por eso, me vinieron a hisopar”, detalló Legrand.
La diva de la televisión siempre agradece el profesionalismo y el acompañamiento de su médico, que es profesor emérito de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y una de las 100 personalidades más destacadas en medicina por un Premios Konex en 2013. Pero el médico de Mirtha Legrand está muy lejos de querer ser una celebridad. Cultiva el perfil bajo y no tiene redes sociales. “No considero que haya que ser amigo de los pacientes por redes sociales. Yo creo en una buena relación personal, pero no por esos medios y cuidando lo que se llame amistad”, contestó el doctor Semeniuk.
Con el aumento del uso de las redes sociales, como Facebook, Twitter, Instagram, Tic Tok, entre otras-, los profesionales de la salud tuvieron la oportunidad de acceder a nuevos canales de comunicación con sus colegas, sus pacientes y la comunidad en general. Pero la dinámica de la virtualidad es diferente al encuentro cara a cara, y no todos están de acuerdo con que las médicas y los médicos tengan que “aceptar” a sus pacientes como “amigos” en las redes sociales.
Recientemente, la revista especializada Archivos Argentinos de Pediatría de la Sociedad Argentina de Pediatría publicó en su último número un artículo que cuestionó que los profesionales de la salud establezcan “amistad” con los pacientes por redes sociales. Los autores son Fernando Lamas, Laura Krynski, Hernán Rowensztein (del Hospital de Pediatría Juan Garrahan) e Ignacio Maglio, abogado especializado en bioética del Equipo de cuidados integrados del Hospital Muñiz de la ciudad de Buenos Aires.
Los expertos dieron diferentes recomendaciones, y con respecto a la relación entre médicos y pacientes destacaron que había que resguardar el profesionalismo: “El terreno personal debe diferenciarse del profesional. Se recomienda que los profesionales de la salud -aun los estudiantes- no acepten solicitudes de amistad en redes sociales de los pacientes actuales o anteriores, ni de sus familias”, afirmaron los autores. También sugirieron que “los comentarios sobre síntomas o tratamientos deben ser genéricos, nunca sobre un paciente concreto, aunque sea quien nos interpele en las redes sociales”.
Las redes sociales -señalaron- “requieren la misma conducta ética que las relaciones profesionales con pacientes y con otros colegas en la vida diaria. Un uso inadecuado de ellas puede desdibujar el límite entre la vida pública y la profesional de un individuo”.
Al ser consultado por Infobae, uno de los coautores, el doctor Maglio, argumentó por qué no está bien tener a los pacientes como amigos en redes sociales: “Consideramos que hay un imperativo ético por el cual las médicas y los médicos no deben ser amigos para que puedan ejercer el cuidado de la salud manera responsable. Si se hacen amigos, implica desnaturalizar las relaciones clínicas. Tampoco hay que caer en el extremo opuesto de la objetivación total. Se debe atender con una mirada compasiva y amorosa, pero nunca desde una relación de amistad”.
Para Maglio, los médicos sí pueden usar y elegir un canal de comunicación digital con sus pacientes, desde el correo electrónico, el WhatsApp, SMS, pero deben dejar en claro que es parte de la atención médica. Deberían especificar qué tipo de información se compartirá (como por ejemplo los resultados de estudios clínicos). Consideró que el momento actual con las nuevas tecnologías es también una oportunidad: “Es necesario armonizar un modelo médico hipocrático con un sistema asistencial digital. Redundará en relaciones médico-paciente seguras, de calidad y respetuosas de la dignidad humana”.
Sin embargo, hay profesionales de la salud que ya tienen a sus pacientes como amigos en redes sociales. En algunos casos reconocen que han tenido revisar la decisión. “En algún momento tuve una cuenta privada en redes sociales, con fotos de mi familia, pero sentí que no era conveniente y la cerré. Hoy solo uso las redes sociales con cuentas públicas en las que doy orientaciones generales sobre enfermedades y tratamientos. Si me preguntan por alguna situación particular de un paciente, sugiero consultar a un profesional médico. Pero veo que hay colegas que prefieren exponer también la vida privada ante sus pacientes en redes sociales”, dijo Gabriel Lapman, médico cardiólogo y autor del libro Reset: Medicina del estilo de vida.
En tanto, la médica Mariana Lestelle, quien es consultada frecuentemente por programas de espectáculos de la tv y forma parte del plantel médico del Hospital de Oncología de la ciudad de Olavarría, en la provincia de Buenos Aires, comentó: “Hoy desde los médicos más prestigiosos que escriben en publicaciones científicas internacionales como Eric Topol hasta los profesionales menos conocidos, todos tienen redes sociales”, señaló.
“Yo uso las redes sociales de manera abierta y tengo diferentes seguidores. Hay personas que se contactan de alguna forma buscando orientación sobre enfermedades. A veces los ayudo a resolver el problema asociado a un trámite burocrático, pero es un momento diferente a la consulta médica, que debe seguir las mismas pautas de cuando ocurre en la presencialidad”, afirmó Lestelle. Mencionó que en algunos casos usa los grupos de Whatsapp para mantener informados a familias mientras los pacientes están internados. “Creo que hay que marcar un límite como profesional. Es la misma ética que hay que seguir en la vida real. Por ejemplo, no se puede ir a comer a la casa del paciente”, opinó.
El doctor Jorge Pedro, ex director de Comunicación de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica,Estética y Reparadora (SACPER) argumentó que comparte momentos de su vida privada y cuestiones profesionales en Instagram, donde pueden seguirlo sus pacientes. En cambio, en Facebook, diferencia entre una cuenta para estar en contacto con sus seres queridos y otros como profesional. “Busco usar las redes sociales solo para informar y orientar a la comunidad con responsabilidad y ética. No veo bien cuando algunos colegas usan las redes para publicitarse, prometen resultados mágicos con las cirugías plásticas o banalizan las intervenciones. Como especialista en cirugía plástica podemos reducir cicatrices y el paso del tiempo en el cuerpo, pero no tenemos una varita mágica ni la goma de borrar. El paciente debe saber las limitaciones de los tratamientos y sus posibles complicaciones”, expresó el doctor Pedro, quien ha conducido programas de televisión como comunicador en salud.
El debate está pendiente sobre el uso de las redes sociales en la comunidad médica, tal como escribió en 2019 el médico de Mirtha Legrand en un editorial de la revista Medicina Buenos Aires. El doctor Semeniuk sugirió que se crearan foros de discusión sobre el uso de plataformas como Whatsapp entre médicos y pacientes para “que se aporten ideas, que seguramente serán disímiles, pero contribuirán a mejorar la salud en general, tratando de no perder ese aspecto importante de relación dual que aporta con ejemplos, metáforas, palabras y actitudes cuidadosamente elegidas a dar confianza, a veces solo consuelo, pero siempre afecto”.
Para Semeniuk, al cuidar esas cuestiones se evitaría una ´”medicina líquida” parafraseando al filósofo Zygmunt Bauman. “El tiempo y la inteligencia artificial lo dirán -escribió-. Y quizás vuelva a ser cool, impulsados por algún influencer, consultar a un médico que nos escuche mientras nos mira a los ojos y hasta nos toca”.