Los hábitos tóxicos que dificultan la comunicación
La comunicación efectiva es una herramienta clave tanto en lo personal como en lo profesional, pero a menudo caemos en hábitos que dificultan la conexión real con los demás. Desde hablar solo de uno mismo hasta interrumpir constantemente, estos comportamientos pueden crear barreras invisibles en nuestras conversaciones.
Hablar siempre de uno mismo es un patrón común que, aunque aparentemente inofensivo, puede resultar egocéntrico y frustrante para quienes nos escuchan. La coach Raele Altano recomienda enfocarnos en la escucha activa y en hacer preguntas que fomenten el intercambio.
Otro obstáculo frecuente es el cerrar la conversación cuando surgen conflictos. Retirarse emocionalmente sin dar una explicación puede dejar al otro excluido. La terapeuta Roma Williams sugiere pedir un tiempo para calmarse antes de continuar la conversación, en lugar de bloquearla abruptamente.
Interrumpir constantemente también es un error común. La profesora Anne Willkomm aconseja que quienes tienden a interrumpir la reflexión sobre sus motivaciones y practiquen disculparse para permitir que el otro termine su pensamiento.
Hablar en exceso puede convertir una conversación en un monólogo agotador, lo que desmotiva a los oyentes. Alex Lyon, experto en comunicación, destaca la importancia de pedir retroalimentación a amigos o colegas para evitar extendernos innecesariamente.
Otro punto clave es la escucha distraída . Reemplazar el celular por el contacto visual y eliminar distracciones físicas puede mejorar notablemente nuestra capacidad de atención, según Willkomm.
Cuando la conversación se convierte en una competencia , es necesario fomentar un ambiente relajado. Responder con frases cortas y amables puede evitar que la interacción se convierta en un campo de batalla de egos.
En el ámbito laboral, el fenómeno del “hepeating” – apropiarse de ideas ajenas – es más común de lo que parece. Willkomm recomienda reconocer y dar crédito a las ideas de los demás de manera respetuosa.
Finalmente, ofrecer consejos no solicitados puede resultar incómodo. Antes de dar sugerencias, es mejor preguntar si la otra persona está abierta a recibirlas, evitando así malentendidos.
En definitiva, mejorar la comunicación no solo requiere hablar mejor, sino también ser conscientes de cómo nuestras palabras y actitudes impactan a los demás. Identificar y corregir estos hábitos tóxicos puede fortalecer nuestras relaciones y generar conversaciones más auténticas y respetuosas.