Mañana domingo 16 de octubre 2022, se celebra el Día de la Madre en nuestro país, una fecha que propone dedicada a rendir honor a las madres de Argentina. Regalos caseros, frases, experiencias y cartas son algunas de las opciones que se le suelen obsequiar a mamá en su día pero, si estás buscando un poema para el Día de la Madre, te brindamos algunos.
El Día de la Madre en Argentina siempre se celebra el tercer domingo del mes de octubre, por lo que la fecha exacta varía de acuerdo al calendario de cada año. Se trata de una jornada dedicada a rendir honor a las madres, festejar y recordar la importancia de la labor femenina dentro del núcleo familiar.
Poemas para el Día de la Madre cortos
A la hora de buscar el regalo perfecto, hay personas que prefieren poemas para el Día de la Madre que hagan llorar y emocionar. Por eso, te contamos algunas opciones realizadas por grandes escritores internacionales que le podés escribir a mamá a través de una tarjeta o mensaje.
"A mi madre", de Vicente Riva Palacio
"¡Oh, cuán lejos están aquellos días
en que cantando alegre y placentera,
jugando con mi negra cabellera,
en tu blando regazo me dormías!
¡Con que grato embeleso recogías
la balbuciente frase pasajera
que, por ser de mis labios la primera
con maternal orgullo repetías!".
"Palabras a mi madre", de Alfonsina Storni
"«No las grandes verdades yo te pregunto, que
No las contestarías; solamente investigo
Sí, cuando me gestaste, fue la luna testigo,
Por los oscuros patios en flor, paseándose.
Y sí, cuando en tu seno de fervores latinos,
Yo escuchando dormía, un ronco mar sonoro
Te adormeció las noches, y miraste en el oro
Del crepúsculo, hundirse los pájaros marinos.
Porque mi alma es toda fantástica, viajera
Y la envuelve una nube de locura ligera
Cuando la luna nueva sube al cielo azulino.
Y gusta si el mar abre sus fuertes pebeteros.
Arrullada en un claro cantar de marineros
Mirar las grandes aves que pasan sin destino".
"Mamá", de Claudia Sobico
"Mientras la miraba
tantas veces la imaginé
con vaivenes voluptuosos
la cadera,
pisada de sandalia diminuta
sin ese arrastrar resonando en la casa.
Yo intuía
por ese saber,
que respira la infancia,
y no sabe.
Me pasaba horas buscándole
piecitas para armarme.
No sé, tal vez,
si le hubieran quedado
mis pestañas crayón.
Recién ahora
levanto entera su estampa.
A veces la peino
en mi espejo
mientras canto
y pinto sus uñas
una a una
en mis manos".
"Dulzura", de Gabriela Mistral
"Madrecita mía,
madrecita tierna,
déjame decirte
dulzuras extremas.
Es tuyo mi cuerpo
que juntaste en ramo;
deja revolverlo
sobre tu regazo
Juega tú a ser hoja
y yo a ser rocío:
y en tus brazos locos
tenme suspendido
Madrecita mía,
todito mi mundo
déjame decirte
los cariños sumos".
"Las manos de mi madre", de Alfredo Espino
"Manos las de mi madre, tan acariciadoras,
tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras.
¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman,
las que todo prodigan y nada me reclaman!
¡Las que por aliviarme de dudas y querellas,
me sacan las espinas y se las clavan en ellas!".
"Madre e hijo", de Eugene Field
"Una noche una gota de agua cayó
al interior del capullo de una rosa,
'Oh pequeña mía, bien te quiero yo a ti,
¡quédate aquí siempre, en dulce reposo!'".