En la planta baja de la casona se encuentran grandes salones rodeados por galerías y corredores internos, muros de piedra y hasta una sala para fumar. Una de sus características es que tiene chimeneas con mármol tallado a mano traído directamente desde Europa, escaleras acompañadas con vitraux antiguos y barandas de hierro forjado.
En su planta alta cuenta con 9 habitaciones y 5 baños; mientras que en su terraza y más arriba las mansardas destinadas originalmente para el servicio hay más habitaciones con cuartos de lavado y planchado. Toda la fachada de la mansión Abril mira hacia el Parque Centenario y cuenta con un estanque con dos cisnes realizados en mármol tallado, una decisión tomada por el paisajista alemán Hermann Botrich.
La Estancia Abril, una antigua mansión de estilo francés del siglo XIX que se encuentra en el country del mismo nombre ubicado en Berazategui.
La página oficial de la estancia, explica que su historia está relacionada con otra llamada San Juan, cuando Juan de Garay distribuyó 30 terrenos muy amplios entre sus capitanes, desde Wilde hasta Ensenada, en 1580. Tras una larga serie de sucesiones dominiales, en 1840 el agrimensor Federico Chiclana conformó la estancia “Las Conchitas” de 13.000 hectáreas.
Diez años después, Rita Pinto de Ximénez, viuda de Pedro Capdevila, le vendió a Simón Pereyra la estancia Las Conchitas con ocho puestos: Santa Rosa, La Calera, Las Animas, Del Centinela, San Pedro, Villalba y la costa del Río. En 1852 falleció Simón Pereyra y lo heredó su hijo mayor, Leonardo Higinio Pereyra Iraola, quien rebautizó esas tierras como estancia San Juan.
Leonardo y su primo Martín realizaron un viaje por Europa donde conocieron nuevas tecnologías para la explotación agropecuaria y encargaron al paisajista holandés Carlos Vereke los primeros parques en las propiedades donde se plantaron distintas especies y semillas importadas. Cuando en 1899 falleció Leonardo Higinio, la estancia se dividió entre sus hijos de la siguiente forma: San Juan de 9.000 hectáreas para Leonardo; Santa Rosa para Martín; y cuatro estanzuelas a cada una de sus hijas: María Luisa (El Carmen), María Antonia (Las Hermanas), Sara (La Porteña) y Laura (Abril).
Laura fue quien heredó 312 hectáreas y al campo lo bautizó “Abril” por ser su mes de nacimiento. Luego de varios años le encargó a Millé la obra, quien no hizo caso a su pedido y creó un palacio gigante que decidió nunca habitar. Laura le dejó la casona a su ahijado, Jorge Pereyra Iraola, quien junto a su familia y herederos, la disfrutó hasta su venta a IRSA en 1995.