Pornografía y adolescencia: desafíos, adicción y la importancia de hablar sobre sexualidad
En el mundo existen alrededor de 750 millones de páginas web con contenido pornográfico. A eso hay que sumarle que cada año se descargan cerca de 230 millones de aplicaciones móviles con contenido sexual. El negocio del porno por internet mueve cerca de 100.000 millones de euros anuales. Pero, ¿quién está detrás de estas cifras? ¿Cómo afecta a quienes lo consumen?
El 90% de los jóvenes consume contenido pornográfico, aunque esto no significa que todos tengan un problema grave. Sin embargo, sí es preocupante que el 45% de los jóvenes de nuestro país tenga su primer contacto con el porno a los 13 años. Por eso, Expósito analiza este jueves dónde está la raíz del problema y qué pasa en el cerebro cuando se consume.
El 60% del material pornográfico es autoelaborado, es decir, son los propios jóvenes los que se graban mientras tienen relaciones, independientemente de que luego lo suban a internet o no. Y a todo esto hay que sumar que la gran mayoría de los padres no tiene idea de que su hijo ve pornografía habitualmente.
Actualmente, más de la mitad de los jóvenes asegura que el porno les ayuda a conocer y comprender mejor el sexo. Y de todos ellos, un pequeño porcentaje acaba desarrollando una adicción de la que es difícil salir. El Doctor Carlos Chiclana, médico psiquiatra, explica que una forma de percatarse de que alguien tiene un problema con la pornografía es que “se reduce el tiempo dedicado a otras actividades interesantes y sanas, altera el sueño y la alimentación y genera pensamientos obsesivos”.
“El mero hecho de una imagen pornográfica ya es un problema, ningún consumo pasa sin dejar un rastro en nuestro sistema nervioso”, advierte el psiquiatra en COPE. Y es que, explica, una imagen pornográfica tarda “un segundo en entrar y un año en salir”. “Los que tratamos a personas en consulta con esta problemática, sabemos que con esto no se puede jugar, y hay que erradicar la pornografía de una persona que quiera vivir una vida sexualmente sana”.
No obstante, ha querido subrayar el doctor Chiclana que, a pesar de las cifras, hay salida a la adicción. “La realidad es que cada vez más personas vienen a pedir ayuda”. “Muchas veces nos lo dicen desde fuera o en el trabajo te llaman la atención”, concluye.
Susana Piedra es coordinadora del programa de prevención de conductas de riesgo en niños y adolescentes de UNAF (Unión de Asociaciones Familiares) y explica que a los jóvenes les preocupa mucho el problema de la pornografía. “De hecho, una de las cuestiones que revisamos en los talleres es plantearles preguntas anónimas y la demanda es alta”.
Los jóvenes aseguran que el acceso en muchas ocasiones es a través del móvil. “Es muy importante hablar con ellos y hablar de la sexualidad, por si en algún momento han podido tener contacto o visualizar contenido inapropiado para su edad para saber qué han entendido”.
El consumo de porno, explica, es un factor de riesgo en esos chicos y son conscientes de que, debido a ese uso y acceso, “están en construcción y no tienen formada su identidad sexual”. “Podemos hablar de riesgos tan claros como tener relaciones precoces, no usar métodos anticonceptivos, desligar la sexualidad de la afectividad, o perpetuar estereotipos basados en la desigualdad”. Incluso, desvela, “se ve manifiesto en comentarios que nos hacen los chicos en aula”.