Un terremoto de magnitud 7,4 sacudió Taiwán el miércoles, dejando un saldo de al menos 9 muertos y 800 heridos. El sismo, el más fuerte en la isla en 25 años, provocó el derrumbe de varios edificios y generó alertas de tsunami en la costa este de Asia que luego fueron descartadas.
El epicentro del terremoto se situó a 18 kilómetros al sur de la ciudad de Hualien, donde se concentraron los daños materiales y las víctimas. Un edificio se derrumbó por completo, atrapando a varias personas entre los escombros.
Las autoridades desplegaron equipos de rescate y excavadoras para remover los escombros y buscar sobrevivientes. El presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen, visitó la zona afectada y prometió asistencia a las víctimas.
El terremoto también provocó daños en edificios de otras ciudades, como Taipéi y Taichung. Las autoridades evalúan la magnitud total de los daños y advierten que podrían producirse más temblores en los próximos días.
Las estrictas normas de construcción de Taiwán parecen haber evitado una tragedia mayor. Sin embargo, el terremoto es un recordatorio de la constante amenaza que representan los fenómenos naturales en la isla.