Oscar Stellatelli se crispa al escuchar la pregunta: “¿Cómo vamos a andar en algo turbio? ¿Cómo vamos a tener enemigos? Somos tercera generación de empresa, de laburantes, no tenemos ningún problema con nadie”. En la madrugada del miércoles, dos de los móviles de Micro Sur, su empresa de viajes que opera desde la terminal de Mar del Plata, fueron baleados en una emboscada sobre la ruta 2 a la altura de la localidad de Castelli, con un grupo de pistoleros que atacaron desde una camioneta blanca. No hubo heridos, no hubo muertos. Tampoco hay explicaciones. “Estuve hasta las 2 de la mañana con esto, ojalá supiera”, continúa Oscar, de 65 años.
El número de teléfono de la empresa, que atiende Oscar mismo, está en la luneta de uno de los vehículos. Micro Sur es una sociedad familiar en los papeles, ofrece traslados a diferentes puntos de la provincia. Pero el viaje de hoy a la madrugada no le pertenecía, no era suyo. “El chofer era nuestro, pero el viaje estaba subalquilado”, asegura: “Volvía del tour de compras”.
La Justicia de Chascomús, con el fiscal Jonatan Robert a cargo de la causa para esclarecer el ataque, tiene la misma información: los micros trasladaban feriantes de vuelta a Mar del Plata que regresaban de comprar ropa en la zona de Flores, lotes mayoristas sobre la calle Avellaneda, un negocio marcado por la clandestinidad, con indumentaria de marcas falsificadas, cosida en talleres de trabajo esclavo. Investigadores del caso creen que la balacera podría obedecer a esta pista. Las variables para el fiscal Robert son tres: una interna entre empresas de transporte, una pelea dentro de la misma empresa, o entre los vendedores mismos.
Los traslados ida y vuelta a Flores y La Salada son ciertamente un negocio en la terminal de Mar del Plata. Otras empresas ofrecen viajes a 3500 pesos el boleto. Pero Oscar tiene otra escala. Que diga que los viajes fueron subalquilados es significativo. Desde el comienzo de la charla que el hombre habla de una mujer: “Nosotros hacemos un solo viaje por semana. Lo maneja todo Marianela, ella hace los tours de compras. No dudo de ella, para nada. No tengo nada malo para decir, me paga religiosamente. Es una mujer sola, emprendedora. Tampoco sé si estaba ella a bordo. Tampoco me acuerdo su apellido”.
Años atrás, Oscar asegura que recibió un llamado, “una maldad”, comenta: “Me dijeron que iban a lastimar a mi hijo”. Sin embargo, no lo vincula al ataque sufrido hoy, o al negocio de los tours en general, o no quiere hacerlo: la amenaza no fue inmediatamente previa a la balacera, ocurrió tiempo atrás, dice el empresario. La pista de Marianela tampoco es menor. Quién es esa mujer, o qué hace es otra clave en el caso.
Los ataques a los tours de compras se repitieron varias veces en la historia reciente. En enero de 2014, un grupo de ladrones abordó a un micro en el kilómetro 66 de la ruta nacional 9, a la altura de Campana, un móvil de la empresa Mares del Sur que había salido de Resistencia, Chaco, con unos 25 pasajeros que rumbo al barrio porteño de Flores. Fue un robo comando: dos ladrones se vistieron de falsos policías y había otros cinco cómplices fuertemente armados. En 2019, otro tour de compras de pasajeros que viajaba desde Bahía Blanca a La Salada fue desvalijado, con 50 víctimas.
Sin embargo, todos estos casos, y otros en la memoria reciente, fueron robos, no “tirar a matar”, como aseguraron pasajeros.
El negocio de la ropa trucha es un esquema millonario, profundamente arraigado en el mercado clandestino nacional. A comienzos de abril, durante una serie de operativos que se realizaron en los barrios porteños de Flores, Floresta y Liniers, efectivos de la Policía de la Ciudad secuestraron miles de prendas falsificadas que tenían los logos de importantes empresas de moda internacional.
Según precisaron a Infobae fuentes del caso, se trata de más de dos mil unidades por un valor millonario que violaban la ley de marcas ya que aparentaban ser de firmas como Gucci, Givenchy, Calvin Klein, Dior y Versace, entre otras. De acuerdo con lo que precisaron los investigadores, la valuación total oscila entre los 4,5 millones de pesos al por mayor y unos 8 millones a nivel minorista.
En uno de los allanamientos coordinados, en la avenida Avellaneda al 3300, en Floresta, fueron incautados 21 bultos con 771 prendas con marcas falsas de Christian Dior, Louis Vuitton, Gucci, Dolce Gabanna y Versace, además del CPU del local, talonarios y documentación.
A seis cuadras de allí, en Avellaneda al 3000, ya en Flores, se decomisaron 492 prendas de distintas marcas falsificadas, otra CPU, una tablet y más documentación. En Morón al 3100, en este mismo barrio porteño, el personal se llevó unas 660 prendas con marcas apócrifas por un valor en el mercado de unos 550 mil pesos, además de incautar 30 moldes de marcas, stickers, el CPU y un celular. Fuente: infobae.com