Ortigoza, de ídolo a villano: de pateador de penales a golpeador de mujeres

Tras los videos que vimos ayer pegándole a su mujer delante de su nene, Albertonto parece Heidi. Violencia de género explícita y contundente.

20-09-2024 - Por Primera Página

Ortigoza, de ídolo a villano: de pateador de penales a golpeador de mujeres

El exfutbolista y, hasta hace unas horas, miembro de la comisión directiva de San Lorenzo, Néstor Ortigoza, finalmente presentó su renuncia tras el escándalo por violencia de género que lo envuelve. En una jugada que ni su mejor pase pudo salvar, Ortigoza deja atrás una carrera manchada por sus propios actos.

Todo comenzó cuando se filtraron impactantes videos donde se lo ve ejerciendo violencia contra su expareja, Lucía Cassiau. En uno de los clips, Ortigoza, quien alguna vez fue aclamado por su temple en la cancha, pierde la compostura y le arroja un celular a la madre de sus hijos. En otro, como si fuera un mal chiste, la golpea con una pelota. Las imágenes no tardaron en explotar en redes sociales, generando repudio masivo.



Ante semejante evidencia, el club San Lorenzo no tuvo más remedio que exigirle la renuncia. En un comunicado oficial, la entidad subrayó su compromiso con los valores de respeto y equidad, dejando claro que en su cancha no hay lugar para la violencia de género. Ortigoza, por su parte, no encontró defensa, ni dentro ni fuera del club. Renunció, sí, pero demasiado tarde para limpiar su imagen.

Este nuevo capítulo en la vida de Ortigoza no sorprende a muchos. En 2022, ya había sido condenado a prisión condicional por amenazas coactivas contra un ex empleado del club. Además, tanto él como Cassiau se habían denunciado mutuamente por violencia en el pasado, una relación que estaba más en el barro que en el amor. Parece que Ortigoza no sabe cómo salir del offside en su vida personal.

Néstor Ortigoza, ídolo para muchos dentro del campo de juego, deja un legado que poco tiene que ver con el deporte. El escándalo vuelve a poner en la mesa la importancia de visibilizar la violencia de género y no romantizar a aquellos que alguna vez fueron aplaudidos por sus logros profesionales, pero que son incapaces de mantener el respeto fuera del césped.