Detrás de una figura con rostro adusto y de un discurso por momentos moralista, el actual ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, tiene mucho para explicar acerca de una situación muy floja de papeles y rociada de sospechas al por mayor, que lo ponen en conflicto con la ley cuando, curiosamente debería ser su primer guardián.
p>Berni suma una innumerable cantidad de manchas para una piel acostumbrada a recibirlas. En los tiempos recientes acumula algunas tales como las de ser deudor prejudicial de impuestos bonaerenses, o tener un patrimonio gigantesco de más de 113 millones de pesos (en blanco...), que requiere explicaciones, y su situación de estar al borde la incompatibilidad por sus intereses no siempre muy claros y vinculados con una conocida empresa de Río Turbio. Pero vayamos por partes, como dijo Jack...Quien debería mostrar toda la disuasión posible contra robos, estafas y homicidios, tiene algunas muestras sorpresivas de una conducta al menos complicada, y una de ellas es la de ser un "deudor categoría tres” de ARBA, la agencia impositiva del Estado provincial que recauda, entre otras cosas, para pagar su sueldo.
A diciembre de este año, el ex secretario de Seguridad de la Nación, registra incumplimientos con el organismo a cargo Christian Girard y ostenta un alevoso resaltado en su condición de moroso. Berni figura como aquellos que deben cifras superiores a los 10 mil pesos. Esta circunstancia lo ubica en “situación prejudicial”, es decir, a un paso de tener que presentar complicados escritos en tribunales y de elevar explicaciones a su Gobernador, Axel Kicillof, por dar la nota sobre conductas poco ejemplares.
Pletórico de impunidad, Berni le da poca importancia a ese asunto y sigue gozando de sus cuantiosas y valiosas propiedades, empezando con un yate en el cual supo tener de compañeros de aventuras, tal cual ficticios corsarios, a amigos como el ex ministro de Justicia nacional y hoy ministro provincial, Julio Alak y al entonces titular del Anses y luego diputado nacional, Diego Bossio.
A favor de Berni, vale señalar que tal embarcación la tiene incluida en su declaración patrimonial jurada, aunque con una valuación fiscal que muchos la calculan en un 7 a 10 por ciento de su valor real de mercado, unos 120 mil pesos.
Su impunidad, soberbia y arrogancia no tienen límites con su flota de automotores, que más de un poderoso millonario envidiaría en cualquier latitud del mundo. Entre sus bienes muebles e inmuebles siempre surgen datos muy curiosos y, por supuesto, se mantiene el criterio de “volar bajo” con las cotizaciones declaradas ante organismos de ética pública.
Una muestra se ve en esa motocicleta que el Sergio médico, militar y abogado ha manejado en ocasión de alguna que otra aparición pública y que él mismo se encargó de mostrar en los medios para aparatear. Ese rodado de alta gama, está declarado en un valor de 135 mil pesos, algo irrisorio para cualquier moto de una cilindrada respetable como la mencionada. Pero en esta ocasión se exagera aún más esa subvaluación por tratarse de una reconocida marca internacional como es la BMW.
Sus $255.000 declarados en esos bienes son la punta del iceberg si se tiene en cuenta que además posee vehículos envidiables para el resto de los mortales como es el caso de automotores declarados en 2019: un Renault MEGANE, otro Renault 21, un Citroën C4, un rodado IVECO y una FORD F 150.
Su realidad patrimonial debería producirle cierta tranquilidad y seguridad (si hacemos la relación con su cargo), dado que reposa sobre la nada despreciable cifra superior a los 113 millones de pesos si sumamos, tan solo, sus $34.269.916 de sus bienes inmuebles y sus $78.881.998, a los cuales se llega entre participación en sociedades anónimas, la conyugal, depósitos, tenencia en efectivo y sus cerca de cuatro millones de pesos de ingreso anual como ministro provincial.
Vale resaltar que el cálculo es por demás generoso, dado que sigue asentándose sobre el criterio de la valuación fiscal que, como se sabe, es infinitamente inferior a la de mercado.
En cuanto a sus bienes inmuebles, vale destacar la amplitud que Sergio posee a la hora de diversificar sus propiedades terrenales por zonas y territorios de distintos puntos del país. Hay que empezar por la estancia “La Milagrosa”, ubicada en el acceso a Lima (partido de Zárate), una zona de las más caras del país en materia de tierras. La lista prosigue con departamentos en CABA; otras propiedas en lugares del gran Buenos Aires como Escobar y Tigre y por qué no en Río Negro (con un curioso solar por más de 12 millones de pesos obtenido por dividendo de activos).
No debería sorprender que también posea varias propiedades en distintos destinos de Santa Cruz, como en El Chaltén y Cargos Gardel. Pero sin dudas, El Calafate ha de merecer su enorme admiración, si se tiene como referencia para ello, la gran cantidad de hectáreas que allí posee, convirtiéndose sin dudas en un “hombre todo terreno”.
Entre otros dolores de cabeza, Berni padece tres juicios que todavía circulan contra él por daños y perjuicios en los juzgados civiles porteños, a la vez que también se le acumularon unos 15 juicios de ejecución fiscal en el fuero federal, impulsados por la AFIP contra una empresa que muchos la ubican, al menos, en un círculo muy afectivo y que lo roza.
Se trata de la empresa LOGÍSTICA INTEGRAL RIO TURBIO S.A., sobre la cual muchas investigaciones ubicarían a Sergio Berni como un “propietario en las sombras”. La empresa, eso sí, deja mucho que desear en cuanto al pago de sueldos miserables, apenas por encima del salario mínimo vital y móvil y carga en su historial decenas de juicios laborales.
Sobre esa firma, dedicada a brindar servicios de transporte y logística, la agencia periodística OPI Santa Cruz dio a conocer que el verdadero dueño sería Berni, quien habría colocado como testaferro de íntima confianza a Carlos Domingo Román, al que siempre consideraron como leal lugarteniente. En síntesis, Román sería el tipo considerado como un “apóstol” desde las épocas en que Berni era secretario de Seguridad de Nación.
Muchos se preguntan, ante la posibilidad de tal vínculo empresario, sobre cuál sería la relevancia si esto se confirmara. Y lo cierto es que una respuesta afirmativa sobre la propiedad de la firma Logística Integral complicaría ética y legalmente a Berni.
Cabe recordar que está vigente la Ley 15164 o Ley de Ministerios bonaerense, que establece incompatibilidades muy expresas para un funcionario que mantenga actividad comercial privada. La normativa sobre incompatibilidades fue impulsada por la entonces gobernadora María Eugenia Vidal y hasta endurecida por su sucesor Axel Kicillof, a la sazón su actual jefe institucional (su jefa política, siempre lo dijo SuperBerni, es Cristina).
El artículo 12 de esa ley establece que “durante el desempeño de sus cargos las/los ministras/os, secretarias/os, y las/los subsecretarias/os, no podrán ejercer actividad, comercio, negocio, profesión o empresa que directa o indirectamente implique participar, a cualquier título, en concesiones acordadas por los poderes públicos o intervenir en contrataciones, gestiones o litigios en las cuales sean parte la Nación, las Provincias y/o los Municipios”.
Por eso, de confirmarse su titularidad directa o indirecta sobre tal empresa, Berni incurriría en forma evidente en una clara situación de incompatibilidad. Todo un ejemplo de lo que no debe hacerse en materia ética en la administración pública.