Uno siempre fantasea, a partir de lo visto en películas o esas leyendas urbanas que realmente nunca sabremos si sucedieron, con que los chinos de los supermercados siempre tienen algo oculto. A quién no se le ha pasado por la cabeza que cuando se ponen a hablar entre ellos en Mandarín están insultándonos para que no nos demos cuenta. O quién no ha pensado que por el simple hecho de provenir de oriente, tiene cinturón negro en artes marciales, cuando no es necesariamente así la cosa.

Cuando estas dos personas estaban realizando en el comercio una inspección de rutina, el dueño enloqueció ante su visita y en un momento de delirio total decidió encerrarlos en su supermercado durante un buen tiempo sin permitirles la salida.

El supermercado chino, donde los dos agentes terminaron cautivos, se ubica en ruta 15 entre 50 y 51, según la información que brindaron las fuentes policiales. El dueño del lugar, de unos 44 años de edad, se presentó con ambos de la mejor manera, pero a medida que comenzaron a realizarle una serie de preguntas, se incomodó y sus respuestas se volvieron más violentas, llegando al punto de que terminó por negarles que controlen su local.

De todas formas la cosa todavía parecía ser normal, ya que no es una noticia que dueños de un local se nieguen a la tan temida inspección municipal. Lo peor vino cuando los trabajadores comenzaron a notar irregularidades en el lugar y el comerciante terminó por enfurecer de tal forma, que su solución al problema fue impedir su salida del lugar y encerrarlos.

Según la información policial, previo a que este reaccione de tal manera, los agentes le habrían avisado que había grandes chances de que este tenga que pagar una importante multa por las normas que incumplía su local, así fue que este enloqueció y tomó tal determinación.

¿Cómo terminó todo?

La cosa no terminó bien, lógicamente. Pasaron horas y la tensión se apoderaba del lugar, mientras tanto los agentes ya habían informado, a través de su radio, a las fuerzas de seguridad lo que estaba ocurriendo en el lugar, mientras el dueño se negaba a cederles su salida.

Minutos más tarde llegaron al supermercado chino y pudieron entrar, procediendo a interrogar al implicado. Una vez se conocieron los hechos ocurridos aquel día, tomaron la determinación de arrestarlo y trasladarlo a la comisaría. Las victimas son dos inspectores, una mujer de 38 años y hombre de 33, que a pesar del difícil momento que tuvieron que atravesar, resultaron ilesos.

El comerciante fue puesto a disposición de la UFI en turno y quedó imputado en una causa por el delito de privación ilegítima de la libertad.