El Concejo Deliberante de La Plata tiene que ser la caja de resonancia de los problemas de la gente. Esa frase trillada es, sobre todo, una inmensa estupidez. Son tantos y tan grandes los desafíos que tiene que enfrentar la sociedad argentina en general, y la platense en particular, que no alcanza con un solo estamento para resolver lo que hay que resolver.
p>Para peor, la tradición indica que ese ámbito legislativo de orden local es desde hace décadas, como en la mayoría de los municipios, un ámbito de exposición de personas que se sienten figuras públicas, de funcionarios que se consideran dirigentes, y de individuos favorecidos por la dedocracia que se consideran beneficiarios del afecto popular. <La titular del cuerpo, Ileana Cid, ejerce el cargo con altura y sin irritar ni a propios ni a extraños. Pero no tiene la responsabilidad asignada de convertirlo en un sitio de mayor proximidad a las soluciones de los problemas de la Ciudad.
Entre estos últimos, los problemas, penosamente sobresalen por sobre el resto la incipiente campaña electoral y los cruces y facturas de los aparatos partidarios.
No existe un proyecto de ciudad que abrace a ambos polos, sino todo lo contrario: hay restos de una ciudad que alguna vez fue el sueño de sus fundadores y año tras año desmejora en todos los indicadores.
Pero la política, en este país descendente y en eterna disputa, se ordena desde arriba hacia abajo. Así que los debates locales a veces son importantes, pero en general no tanto.
La política platense juega desde hace muchos años a que debate política, mientras sus referentes se esmeran en mejorar su posición individual en el juego de las gancheras. Es un ejercicio simple y frecuente de la democracia de este siglo: codear, pisar, reducir y finalmente desplazar al de al lado para quedar colgado de alguna de las gancheras que sostienen los dueños del poder y la gloria, parafraseando una antigua canción.
Pese a todo, es ilustrativo observar los intercambios de opiniones que suceden locamente en cada sesión del Concejo. Se tiran con todo. Se acusan ferozmente. Y unos días después lo charlan cenando con algún vino que se deje tomar, que venga en una botella para compartir entre amigos.
<Después de todo: ¿para qué pelearse si trabajamos todos de lo mismo?, razona nuestra dirigencia.
Ayer estuvo rebueno el concejo, diría algún empleado de los que se fuman las sesiones enteras e interminables, los discursos grandilocuentes y los llamados a grandes acciones benefactoras.
En la anterior sesión una edil dejó su teléfono abierto para que este escriba escuchara el debate.
El tema central era la efectividad de alguna vacuna, las vacunadas vip, la degradación del Ministerio de Salud en la gestión de Mauricio Macri, y otras pasiones mal canalizadas, propias de alguna asamblea de la Facultad de Humanidades, con el perdón de todos y todas las estudiantes de esa unidad académica de la UNLP.
En tanto, esta mañana un dirigente de la zona oeste del distrito comentaba en la puerta del Palacio Municipal a qjuien escribe estas líneas: “En Melchor Romero cambian sexo por dinero las pibas que acaban de entrar en la pubertad”. El tema no está en ningún sumario, por supuesto.
Esta misma mañana salieron disparadas denuncias cruzadas que no causan revuelo social porque ya está casi todo el mundo acostumbrado a cualquier cosa. La política perdió la palabra, no es menester aclararlo acá.
Temprano, recorría las diagonales una nota de un portal local, Realpollitik, que daba cuenta de la compra de un auto de lujo para el Consejo del Hambre, que está a cargo de la concejala del Frente de Todos (FdT) Victoria Tolosa Paz. No hubo desmentida, así que: adentro.
Un poco después la mismísima Tolosa Paz dio a conocer un video de la sesión de ayer que pasó bastante desapercibido: allí denuncia a la delegación de Villa Elvira por la venta ilegal de tierra. Muy fuerte, y por nadie desmentido, así que: otra vez la pelota terminó adentro.
Pero hubo más en la sesión de ayer, que vale aclarar, sirvió para discutir algunos temas de la ciudad pendientes, tampoco hay que exagerar.
No obstante un escámdalo ya está en los medios nacionales, y en particular en los de mayor potencia. Dice en un título el ex gran diario argentino: “Controversia en La Plata porque una concejal K sugirió que estaba vacunada ‘desde diciembre’”.
Y agrega en la bajada: “En una sesión virtual, Ana de Castagneto dijo que ‘la mayoría de nosotros’ había sido inmunizada. Luego aclaró que a ella la vacunaron en abril, pero la defensora ciudadana pidió explicaciones”.
La misma información fue consignada por el portal dixitp.com.ar: “Castaganeto, de 63 años de edad, no sólo había accedido a la vacunación sino que además ya tiene dadas las dos dosis en menos de un mes, cuando todavía miles de adultos mayores de 70 y 80 años pudieron acceder solo a una dosis de las vacunas contra el Covid-19”.
Y agregó: “Ante esta situación, desde Juntos por el Cambio en La Plata analizan realizar una presentación judicial para que se investigue la vacunación VIP de todo el bloque de Concejales del Frente de Todos, ya que habrían accedido de manera fraudulenta a las dosis mientras todavía queda personal de riesgo sin haber sido inmunizados”.
Pero detrás de escena el centro de la capital bonaerense es otra cosa. Una romería de gente que revuelve la basura y manguea alguna moneda.
Y a la noche se ven cada vez más compatriotas de todas las edades que se tiran en la puerta de algún edificio a sobrevivir al frío inaguantable del invierno, que este año, la puta madre, vino muy temprano.
El hastío no tiene clases sociales, ni límites geográficos, ni franjas etarias, ni nada que distinga a algún grupo social específico. Y aunque muchos no lo puedan creer, para amplios sectores de la dirigencia política también es invisible. No faltan predicciones sobre un futuro “rebote” económico, o relatos sobre la historia (acá cerquita en el tiempo) de gobiernos que recibieron el repudio de las mayorías.
Olvidan que en Argentina todo es tan rápido que casi todo se olvida también.
No hay progreso siquiera a la vista. Es una eternidad insoportable sobrevivir a tanta desgracia que tiene gusto a conocido, y volver a aguantar tanto descenso colectivo. Ud. que lee esto lo sabe bien.
¿Qué queda para el resto del año, si lo que viene es más de lo mismo pero peor, y encima con la contienda electoral atravesándolo todo? Sólo Dios sabe. Mentirosos (muchos) lanzan cartas sobre la mesa para pronosticar cómo terminará el año, acá, allá y en el resto del mundo también.
Pero nada augura una pronta recuperación de casi todo. El desafío quizá sea recomponer el vínculo entre los de abajo y los de arriba, parecerse, mezclarse y escuchar. Tampoco es tanto. Todavía hay tiempo. Fuentes: lamovidaplatense.info e infoblancosobrenegro.com