Pico camina todos los días desde Los Hornos hasta las inmediaciones de la Plaza Azcuénaga de La Plata para visitar a su gran amor, Petra. Son ocho kilómetros los que hace el romántico perro de unos diez años para visitar a su amada, de cinco años aproximadamente.
p>Este medio pudo comprobar que el lunes pasado fue hasta el departamento de una mujer, Patricia, donde vive Petra. Al no obtener resultados, ya que ella estaba en el trabajo, fue hasta allí (el local de ropa Saraki, ubicado en 18 entre 44 y 45) y le comenzó a ladrar para que le abriera la puerta de su departamento, y así poder ver a su “novia”, una perrita que mantiene con él una relación apasionada como la de una novela.¿Qué ocurrió cuando la mujer notó la ansiedad de Pico por ver a su novia? Tuvo que llevarlo hasta su departamento para que pudiesen estar juntos aunque sea un rato. Ni el frío amilana al apasionado perro, que no resiste ni una jornada sin ir a visitar a Petra.
Pico vivía a tres cuadras de su casa y un día, en navidad, apareció asustado.
“No sabíamos de quién era, lo tuvimos adentro de casa por las fiestas, lo sacamos a la calle y se fue”, contó Patricia.
Luego adoptaron a Petra, que tenía siete meses, y “pegaron una química increíble”, relató la entrevistada por este portal.
Pico aparecía en la entrada del edificio y cuando se veía con Petra “tenían mucho amor y pasión”.
Un día, quienes alojaban a Pico le pusieron una chapita y pudieron identificar a los dueños.
En ese momento se enteraron de que el perro también había sido adoptado, y que tenía la costumbre de escaparse. “Lo raro es que Petra no tiene mucha química con otros perros, pero con Pico fue todo lo contrario”, confesó Patricia.
Al tiempo de que se conocieran Pico y Petra, la familia del primero se mudó a 12 y 60. Patricia pensó que el perro ya no iría más a visitar a su amada, pero volvió. Siempre vuelve. En aquella época cruzaba la calle corriendo para ir a verla.
Tiempo después la familia de Pico se volvió a mudar, esta vez a Los Hornos. Más lejos de la casa de su amada, pero la distancia nunca fue un impedimento para él. Una noche apareció desesperado en la entrada del edificio y comenzó a ladrar.
Desde ese día cada un par de semanas, si no lo llevan antes, Pico visita a Petra.
Porque ahora, como vive tan lejos y por miedo a que le pase algo, su familia lo traslada hasta el lugar, como a cualquier adolescente enamorado.
Aunque Pico tiene muy claro cómo hay que manejarse en la calle, cuando no lo llevan se escapa y se va a ver a su novia.
Después lo tienen que pasar a buscar, porque no vuelve a su hogar. Y cuando Pico vuelve a su casa, siempre, en lo que queda del día Petra no come y está visiblemente triste.
Y si nadie le abre la puerta del edificio cuando va a encontrarse con Petra, se para en el balcón y empieza a ladrar. Igual que “Romeo a Julieta” en el clásico de Wiliam Shakespeare.
Cuando él se queda de vista “cuida muchísimo a Petra”, contó Patricia, y agregó: “Vamos a la plaza y no deja que ningún otro perro o persona se acerque, la protege”.
“Es muy romántico verlo a él en el balcón ladrando, como diciendo ‘acá estoy’, y es muy notoria la desesperación que tienen los dos cuando se ven. Abro las puertas del departamento y Petra baja corriendo las escaleras del edificio hasta la entrada”, relató la “mamá” de Petra.
Pico se deja hacer de todo por su “novia”. Ella lo arrastra, es la que tiene más iniciativas. Duermen y comen juntos, comparten todo. “La última vez que se escapó, vinieron a buscarlo al día siguiente y no se quiso ir. Tiene que quedarse dos o tres días”, aclaró Patricia.
Ella, su marido y Petra viven en un departamento ubicado en el segundo piso de un edificio; y cuando escuchan ladrar a un perro, saben que indudablemente es Pico, y Petra también ladra, para avisar que llegó su “Romeo”.
Petra baja corriendo las escaleras, se encuentran en el palier y cuando Patricia abre la puerta el amor se apodera de todo. Son amores perros, aunque este sea mejor que los de la famosa película de Alejandro González Iñárritu.
Porque, como se sabe, nuestras mascotas no hablan, no maldicen, ni tienen odio para dar. Pero a veces se entregan incondicionalmente al amor, y a amantes tan fieles como Pico nunca se lo podrán prohibir. Fuentes: lamovidaplatense.info e infoblancosobrenegro.com