“¿Con quién dejamos a los perros?”, es el típico dilema al que suelen enfrentarse las familias cuando empiezan a planificar un viaje de vacaciones. Ese mismo interrogante se plantearon hace 14 años Florencia y Federico, su pareja, sin saber que aquella simple pregunta sería la semilla de un nuevo proyecto laboral y de vida: juntos fundaron “Los Campos”, una lujosa hostería canina que recibe a sus huéspedes perrunos con todo el confort que se merecen.
“Nosotros vivíamos en Capital Federal, pero nos vinimos a vivir para el lado de Pilar, que es una zona donde hay muchos perros abandonados y yo, como soy una apasionada de los perros, empecé a ayudarlos y a muchos los adoptaba”, cuenta Florencia Lanza.
Como habían programado unas vacaciones junto con su pareja, comenzaron a evaluar alternativas para determinar dónde quedarían sus amigos de cuatro patas durante esos días y, como sus familiares no tenían el espacio suficiente para recibirlos, concluyeron que lo mejor sería encontrar algún establecimiento donde los perros tuvieran la posibilidad de estar al aire libre y recibiendo la atención necesaria.
Lanza señala que “en aquella época, el segmento de hotelería de perros no estaba desarrollado todavía” y agrega: “Había un solo lugar por Villa Rosa, que era el mejor y, después de visitarlo, pensamos ‘qué lindo sería tener un lugar similar a este, pero con un poco más de calor de hogar’, porque ahí los ubicaban como en jaulitas”.
A partir de allí Florencia y Federico, que alquilaban una casa en Tortuguitas, se pusieron en campaña y poco a poco le fueron dando forma al proyecto. Luego de pedirle permiso al dueño de la vivienda para empezar a ofrecer en el lugar el servicio de hotelería para perros, comenzaron a recibir a los primeros huéspedes, hasta que lograron mudarse al predio de la localidad bonaerense de Del Viso, en el partido de Pilar, donde se encuentran actualmente.
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“Nosotros sabemos que, para las personas que nos traen a su mascota, no es ‘el perro de la familia’, es como un hijo y hasta llega a ser una situación compleja emocionalmente para las familias porque a veces llegan a sentirse culpables de dejarlos”, afirma Florencia y sostiene: “para que eso no ocurra, desarrollamos todo el espacio tratando de darles el mayor confort posible”.
El predio donde funciona esta hostería tan particular abarca 6 mil metros cuadrados de terreno verde perimetrado, que se divide en distintos sectores. En la parte cubierta de Los Campos hay 14 habitaciones equipadas con todo lo que tendría un hotel tradicional, pero adaptado a las necesidades y al deleite de sus huéspedes caninos: cada cuarto cuenta con calefacción, camas de humano, sillones, puffs, sillas, colchonetas con mantas para dormir, música funcional y hasta televisión, para que se sientan como en casa.
“Intentamos que en cada habitación vaya un perro o máximo dos. Hay dos habitaciones muy grandes que fueron pensadas y diseñadas porque, a veces, la misma familia viene con más de un perro y, como conviven bien, la idea es que puedan descansar juntos”, explica Lanza y comenta que, desde que arranca la temporada de verano, “también hay piletas muy al ras del piso en el medio del campo, que son como grandes lagunas” para los que más disfrutan del agua.
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El equipo que se pone al servicio de los huéspedes desde el primer momento en el que llegan está integrado por 7 personas, quienes se encargan de mantener la higiene del lugar, acompañar a los perros y asegurarse de que su estadía sea puro placer.
“Acá hay una dedicación muy importante, estamos todos los días del año y todo el tiempo. Nos levantamos a las siete de la mañana y la última salida por ahí es a las once de la noche”, asegura la fundadora de la hostería canina de Del Viso y precisa que los huéspedes entran al hotel dos veces al día: “Salen temprano a la mañana, están al aire libre hasta que ingresan para almorzar y, después de hacer una pequeña siesta para recuperar todo lo que desgastan afuera, vuelven a salir a la tarde hasta la nochecita, que se les da de cenar y quedan descansando”.
Durante la semana, los agasajados reciben la visita de una profesora e Instructora Canina Profesional que los educa y juega con ellos durante los días que permanecen alojados.
“Hacen distintas actividades al aire libre, como caminatas, juegos de pelota, hay rampas para que suban y bajen”, indica Florencia, aunque aclara que la rutina que tienen los perros se ajusta a cada uno de ellos: “Si es joven, tiene muchas ganas de correr o de jugar, pero si es un perro más adulto, o si tiene algún problema de salud, quizás no tiene que hacer tanta actividad; entonces tenemos juegos de inteligencia, donde tienen que olfatear para buscar comida o se pasan horas chupando una pelota a la que le ponés comida adentro”.
Tampoco faltan las celebraciones de cumpleaños de los huéspedes cuando la estadía del can coincide con su fecha de nacimiento. En esas ocasiones, se le prepara una torta especial al cumpleañero y se reúne a todos los perros alojados para compartir el momento.
Lo mismo sucede en ocasiones especiales como Navidad, Año nuevo, Halloween o el Día de la Primavera, que lo festejan con picnics perrunos, con disfraces y hasta con piñatas rellenas con golosinas para perros.
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Cuando Florencia y Federico, los directores de Los Campos, pusieron en marcha su proyecto de hostería canina, ambos se dedicaban al marketing. Ella había trabajado en grandes multinacionales y se dedicó a la docencia universitaria durante varios años; él se desempeñaba en la farmacia de su padre. Sin embargo, el amor incondicional por los perros, hizo que ambos dejaran atrás sus empleos y se dedicaran a tiempo completo a aquello que les llena el alma.
“Cuando vimos que lo de la hostería funcionaba, decidimos dedicarnos de lleno a esto. Hoy llevamos más de 8 años trabajando solo de la hotelería canina y tuvimos una hija que hoy tiene 12 y creció de la mano de este proyecto" , dice Florencia Lanza.
Además de desarrollar una alternativa para que muchas mascotas disfruten de unos días de puro confort y diversión mientras sus familias se encuentran de vacaciones, los directores del complejo tienen una debilidad especial por aquellos perros que no cuentan con un hogar.
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Durante 7 años ambos se encargaron de que los perros callejeros que dormían en la estación de trenes Tortuguitas no pasaran hambre. “Íbamos todos los días a darles de comer con una mochila llena de alimento balanceado, pero como la gente nos veía, nos empezaban a dejar cajas con cachorros”, recuerda Florencia.
Cuando pudieron mudarse al predio de Del Viso, donde hoy funciona la hostería, y tuvieron el espacio necesario, los integraron a su manada, que llegó a tener 36 perros adoptados. Según cuentan desde Los Campos, 15 de ellos aún continúan viviendo en el hotel.
“Hoy seguimos ayudando a entidades que adoptan y también a personas particulares que hacen lo mismo que hacía yo antes, gente que va a darle de comer a los perros en la calle”, menciona Lanza y concluye: “El amor de un perro es distinto de cualquier otro vínculo de amor. Nosotros tenemos a nuestra hija y el amor de un hijo es lo máximo, pero para mí a la par está el amor de estos bichos, que son increíbles”. Fuentes: lamovidaplatense.info e infocielo.com