El arribo a la Legislatura de Córdoba del pastor Gerardo Grosso, quien este miércoles se sentará en una banca, generó una nueva preocupación: cómo contener a los evangélicos en los partidos tradicionales y obturar que funden uno propio.
Encuentro Vecinal, el partido de derecha en el que milita el nuevo legislador, levantó la vara al retirar del recinto a su líder, Aurelio García Elorrio, y sentar a Grosso. García Elorrio se abocará en las próximas semanas a intentar que la Interrupción Legal del Embarazo sea declarada inconstitucional en Córdoba.
Además de abogado, Grosso es pastor de la poderosa iglesia Cita con la Vida, con casi 20 mil fieles en la ciudad de Córdoba y liderada por Carlos Belart, para quien derogar la legalización o la Educación Sexual Integral son batalla de "vida o muerte". De Belart, Grosso dijo que es "su padre espiritual".
Grosso comparte las preocupaciones de su líder religioso y anticipa que propiciará una agenda en ese sentido en la Legislatura, lo que ya encendió señales de alerta entre las dirigentes de izquierda y sectores del radicalismo.
p>Con 657 templos habilitados, 9 veces más de las iglesias católicas, los evangélicos están en un debate central respecto de cómo potenciar esa territorialidad. "¿Debemos interceder en las problemáticas terrenales o es tiempo que los hombres de Dios se hagan cargo de lo público?", se preguntan. El legislador Grosso cree que la mejor estrategia es sumar evangélicos a partidos de valores.Con 657 templos habilitados, 9 veces más de las iglesias católicas, los evangélicos están en un debate central respecto de cómo potenciar esa territorialidad. "¿Es tiempo que los hombres de Dios se hagan cargo de lo público?", se preguntan.
La preocupación del sistema por contener a los evangélicos tiene nombre y apellido: Daniel Molina, un pastor y ex integrante de Encuentro Vecinal que ahora tramita la personería en Córdoba de UNO, la agrupación evangélica que tiene sello en 13 provincias. El plan de UNO es competir este año.
Los coqueteos del peronismo con los sectores evangélicos son a la luz del día. El multifacético Miguel Siciliano, secretario de gobierno de la Municipalidad de Córdoba Capital, tiene a su cargo esta tarea, como también la de contener al colectivo LGTB. Siciliano comenzó a sembrar en tierras evangélicas hace varios años, cuando ocupó un cargo que tenía más sello que presupuesto: secretario de Relaciones Institucionales del Gobierno provincial.
Miguel Siciliano, mano derecha del intendente Martín llaryora, cultiva hace años la relación con los evangélicos. Es de los pocos políticos que logra sentar a los principales pastores en la misma mesa.
"Hemos incentivado la participación de ellos en la política y hemos invitado a que lo hagan en cualquier espacio político, incluyendo el nuestro", repetía Sciliano cuando aún no era funcionario municipal, sin disimular que él intercedía a favor de que prospere la idea de los hombres de Dios gestionando lo público.
Tanto en su paso por la Provincia como ahora, como mano derecha de Llaryora, Siciliano logra sentar en una mesa a los principales pastores de la ciudad de Córdoba.
En el radicalismo, hubo intentos de Ramón Mestre y del defensor del Pueblo, Mario Decara, de construir una pata evangélica, pero ninguna prosperó. Aunque la mayoría de la actual representación parlamentaria del radicalismo cordobés votó en contra de la ILE y el propio Mestre rechazó el matrimonio igualitario, en sus filas, particularmente en las juveniles, amplios sectores del partido no están dispuestos a dejar que la agenda "celeste" cope la discusión pública.
En el PRO son permeables. De hecho, en Santa Fe UNO tiene, a instancias del ala más "libertaria" y con la referencia de Patricia Bullrich, un principio de acuerdo para integrarse a Juntos por el Cambio. Las señales son claras.