La diabetes es una enfermedad crónica, cuya incidencia creció en todo en mundo. En Argentina el promedio está por encima de la media y entre las razones principales está el hecho de que en el país el consumo de azúcar, ultraprocesados y harinas refinadas es considerablemente alto.
p>Se trata de una enfermedad caracterizada por el aumento de los niveles de glucosa(azúcar) en la sangre. Con la evolución de la misma, de no tratarse, afecta a diferentes órganos como el corazón, el riñón y las arterias de las piernas.
"El diagnóstico en el país es tardío, las personas pueden estar hasta 10 años con glucemias elevadas y no enterarse porque no se hacen un chequeo", explicó la Licenciada en Nutrición, Natalia Vizioli. "Suele pasar que se den cuenta cuando ya tienen complicaciones en alguno de los órganos donde impacta más como el riñón, la vista o las extremidades inferiores", agregó.
A la medición de la glucosa de la sangre se la llama glucemia, que debe mantenerse entre 70 y 100 mg/dl en ayunas. Además existe un rango entre los valores 100 y de 126 mg/dl intermedios entre la normalidad y la diabetes. Se considera que estas últimas personas, si bien no son diabéticas, tienen una alteración que se asocia a mayor riesgo de presentar diabetes en el futuro.
Si bien es frecuente que existan antecedentes familiares cuando se presenta la diabetes, por lo que la persona tiene tendencia a desarrollar la enfermedad, la vida sedentaria, la dieta rica en azúcares y grasas y la obesidad están muy ligadas a la aparición de diabetes.
"Hay que hacer el enfoque en la prevención para no llegar a altas instancias" resaltó la nutricionista y agregó que, tanto en la prevención como en el tratamiento cuando la enfermedad se manifiesta "existen pilares fundamentales: la actividad física y sobre todo la alimentación".
"La prevención es llevar una nutrición equilibrada porque lo que ocurre en esta enfermedad es que el azúcar, que proviene de los alimentos y que nosotros los argentinos consumimos mucho, queda circulando mucho tiempo en la sangre y no entra a las células", expresó y advirtió que aquello "genera daño en el sistema cardiovascular".
La insulina es la hormona que se produce en el páncreas y que se encarga de que la glucosa entre en las células del cuerpo para que se la utilice como fuente de energía o se la almacene para el futuro. "Pero con nuestros malos hábitos alimentarios, como dieta chatarra con exceso de azúcares y harinas refinadas, la estamos agorando y una vez que se agota ese azúcar continúa dando vuelta en sangre y genera daño en los órganos" explicó.
Hay formas de prevenir el desarrollo de la enfermedad o incluso controlarla cuando se presenta y tienen que ver con la alimentación. En principio la especialista en nutrición recomienda reducir al mínimo el consumo de azúcar, panificados blancos y golosinas en general.
"No es que estén prohibidos los carbohidratos, sino que se debe tener en cuenta como seleccionarlos porque se pueden encontrar en frutas, verduras y legumbres".
Por otra parte, "cuando se tiene diabetes se desaconsejan alimentos que eleven muy alto la glucosa, se intenta evitar el azúcar de mesa y alimentos que tengan harinas refinadas". Todo consiste en buscar reemplazos "de mejor calidad", concluyó la especialista. Fuentes: lamovidaplatense.com e infocielo.com