Increíble salvataje de nena ahogada con carne en Punta Lara: eterno agradecimiento de los padres

30-05-2021   Por: Primera Página

Comenzaba la tarde de un domingo soleado en Punta Lara, en el coqueto y apacible barrio de Villa del Plata, cuando en una vivienda de la calle 15 en 50 y 52, donde habita una pareja de médicos muy reconocidos junto a sus tres hijas, la calma lugareña y familiar cedió paso a la desesperación.

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Mili, la mayor de las niñas del querido matrimonio puntalarense, se ahogó con un trozo de carne y no podía respirar. Sus padres, ambos profesionales de la salud, hicieron todas las maniobras recomendadas para esas ocasiones, pero los resultados no llegaban.

Pasaron los minutos y Mili apenas se movía, casi no respiraba y sus signos vitales empezaban a apagarse. En la calle se agolparon una ambulancia del SAME local y 5 patrulleros de la policía, para tratar de ayudar a la familia que a esa altura no sabía qué más hacer.

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A la velocidad de la luz, llevaron a Mili en la ambulancia hasta el Hospital Horacio Cestino de Ensenada. En el vehículo de salvataje viajaba Cristina, la madre médica desesperada pero en plena acción, junto a los profesionales que integran el equipo del SAME.

Detrás, con los ojos empañados y el corazón bombeando el doble de lo normal, con las manos empapadas y la cabeza volada, se desplazaba Pablo, el papá de Mili, el jefe de guardia del Hospital Gutiérrez, el médico con gran experiencia y mil galardones.

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Pero esta vez no era una más. En esta se jugaban todo ellos mismos. Mili es una adorable niña de 15 añitos que fue adoptada por Pablo y Cristina de muy chica, cuando sus problemas de salud vinculados a un retraso madurativo importante la colocaban en un lugar de difícil adopción.

Sin embargo, Pablo y Cris se enamoraron de Mili, la llevaron a vivir con ellos y la hicieron su hija. Desde entonces, ha sido imposible para este cronista encontrar una familia que le dé tanto amor a alguien, que transforme la vida de una nena condenada al ostracismo en una persona feliz, integrada y soñadora

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La ambulancia llegó al Cestino, los signos vitales de Mili eran casi nulos, aunque respiraba por un mínimo espacio que quedaba libre entre su garganta y la carne encajada allí como un lego perfecto. La maniobras de reanimación se hicieron más intensas, los médicos se agolpaban en la guardia y las lágrimas empezaban a aflorar en los mil ojos presentes alrededor de la vieja camilla de manto blanco que apenas sostenía con vida a Mili.

Pero de repente se abrió el cielo y Dios iluminó a esa nena de carita tierna y ojitos dulces. Un golpe certero, un vómito y un llanto de vida volvieron a Mili a su color natural y a sus padres les volvió el alma al cuerpo. Ese hospital público prolijo y acogedor del centro de Ensenada, vio nacer por segunda vez a Mili, a Pablo y a Cristina.

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Pasó un buen rato y los emocionados padres no paraban de agradecer a los profesionales del Cestino, a los integrantes del equipo del SAME, a los policías y a las autoridades comunales. Todos habían sido parte de una hazaña mínima pero enorme, fenomenal, única.

Cristina y Pablo se comunicaron con Primera Página para pedirnos que por favor hiciéramos público el enorme agradecimiento suyo a cada uno de los que participaron del histórico procedimiento de salvataje de Mili. Y quedaron asombrados por el impecable entrenamiento de los policías que participaron de los intentos de reanimación.

"En momentos como este, ver a policías tan bien entrenados, tan preparados, tan educados y solidarios, no llenaron el alma. Del SAME no esperábamos otra cosa porque conocemos su enorme calidad profesional, ya que somos colegas y conocemos su accionar. Pero realmente nos sorprendió la policía de Ensenada. Impecables, brillantes, maravillosos, casi perfectos. No tenemos más palabras para elogiarlos", dijo emocionado el doctor Pablo Caro, en diálogo con el portal NoticiasEnsenada.info.

"Médicos, camilleros, chofer, policías, autoridades municipales, en especial al secretario de Seguridad Martín Slobodián y vecinos. A todos GRACIASSSSS...", finalizó la doctora Cristina Petrucci.