A seis meses de haber dejado la presidencia y vicepresidencia, Alberto Fernández y Cristina Kirchner continúan sus disputas, pero hoy no hablaremos de política. Hoy, compartimos la emotiva carta de un ciudadano argentino que despide a su fiel compañera canina, Lola, quien durante dieciséis años, nueve meses y seis días llenó de amor y compañía su hogar.
"Ya no escucharé tus ladridos ni te veré dormir, soñando con suaves quejidos y movimientos de cola. ¿Con qué soñabas, Lola? ¿Praderas, conejos, el asado en la casa del mar? Nunca más sentiré tu suave aliento ni tus precisos dientes tomando bocados de mi mano. Tus grandes ojos marrones, tan claros y sinceros, ya no me mirarán", empieza la carta.
Lola, una perrita que se ganó el corazón de su familia, dejó un vacío palpable con su partida. "Nos regalaste dieciséis años, nueve meses y seis días. Creo que subestimamos tu habilidad para ocupar un espacio físico en nuestros corazones. María dijo que tu partida dejó al descubierto esa parte vulnerable en nuestro cuerpo, donde el dolor se instaló sin cesar. Miguel, desde España, mencionó que tu mirada nos traspasaba".
La familia ahora sueña con ella, sintiéndola regresar, buscando caricias y la famosa rascada de cuello. "Nunca pediste más, nunca pediste nada. Llegamos a esta casa juntos: nosotros recién mudados, tú recién nacida. Esta fue tu casa, pero tú la convertiste en nuestro hogar, le diste alma y sentido, y la dejaste en sombras con tu partida".
Los detalles cotidianos de la vida con Lola resaltan la profundidad de su pérdida. "Apagamos la luz que dejábamos encendida para tus paseos nocturnos; intentamos llenar los huecos que dejaste, pero solo los hacemos más grandes. Guardamos tu toalla para secarte y tu cuenco celeste, tus pocas pertenencias: la manta que no te abrigará este invierno, tu cepillo, tu correa. Qué pocas cosas, Lola. Qué poco necesitabas para parecer eterna".
El autor reflexiona sobre la vida de Lola, su crecimiento, su presencia y su partida. "Te vi crecer, vivir, morir. ¿Nos escuchaste en tu último minuto? ¿Oíste nuestras palabras de agradecimiento? ¿Supiste cuánto te íbamos a extrañar? Siempre estarás a nuestro lado, serás nuestro sostén, nuestro pedacito de mañana. Tus cenizas descansarán entre mis libros, cerca de objetos que recuerdan a John Kennedy, de quien te hablé tantas veces".
Una confesión revela el impacto de su ausencia. "Pasé frente a tu camita y vi la oquedad de tu cuerpo. Me pregunté por un instante dónde estarías, para recordar de inmediato que estabas muerta. Pero seguías allí, en el molde de tu ausencia".
El autor finaliza con una nota de esperanza, confiando en un futuro reencuentro. "Si algo de lo que nos contaron cuando éramos chicos es verdad, más temprano que tarde volveremos a vernos. Serás la primera en enterarte, vendrás a mí como siempre, con la mirada alta y la cola moviéndose feliz. Hablaremos y nos acercaremos a la verdad. Hasta ese día, Lola, gracias por tanto. Descansa en paz. Fuiste una gran compañera".
Con estas palabras, se despide a una fiel amiga, cuya partida deja un legado de amor y recuerdos imborrables.
Fuente: infobae.com