Gill y las acusaciones de violencia de género El futuro político de Martín Gill está comprometido por dos causas judiciales que lo exponen a temas altamente sensibles: la violencia de género y la corrupción. Gill está imputado por lesiones leves contra una expareja, caso elevado a juicio en Córdoba por la fiscal Juliana Companys. La estrategia de su defensa, encabezada por Eduardo Rodríguez, busca agotar todas las vías legales para evitar la condena.
El caso de violencia de género contra Gill aún debe ser confirmado por la jueza de Control Soledad Dottor. Aunque Gill ha apelado la elevación a juicio, el panorama político se torna complejo, con sectores de la oposición impulsando un juicio político para su remoción. El pedido, encabezado por Gregorio Hernández Maqueda, cuenta con el apoyo inicial de 11 votos.
Corrupción y desvío de fondos universitarios Además, Martín Gill enfrenta una investigación por corrupción impulsada por el juez Julián Ercolini. Se lo vincula a un presunto desvío de fondos de la Secretaría de Políticas Universitarias hacia programas de televisión de propaganda kirchnerista. Este caso, que se mantuvo inactivo durante años, ahora ha sido reactivado, poniendo a Gill en la mira de la justicia.
La causa de corrupción se originó en 2017 tras una denuncia del abogado Santiago Dupuy de Lome, quien expuso una supuesta triangulación de fondos universitarios. Gill, quien lideró la Secretaría de Políticas Universitarias de 2012 a 2013, es señalado junto a otros exsecretarios por supuestos manejos indebidos de fondos públicos.
En respuesta, el juez Ercolini ha solicitado que Gill designe un abogado con matrícula en Buenos Aires, lo que complica aún más su situación. La figura de Gill dentro del gabinete de Cooperativas de Martín Llaryora pende de un hilo, especialmente ante la posibilidad de que las acusaciones por corrupción tomen mayor relevancia política.
El gobernador Llaryora inicialmente mostró apoyo a su ministro, a la espera de una resolución en el caso de violencia de género. Sin embargo, las nuevas sospechas de corrupción podrían modificar su postura, dado el rechazo del electorado cordobés al kirchnerismo. El futuro político de Martín Gill se debate entre los procesos judiciales y el escrutinio público creciente.