El helado no es simplemente un postre en la idiosincrasia argentina; es un ícono arraigado en la historia del país desde el siglo XIX. La fusión de tradición e innovación ha colocado al helado argentino en un sitial destacado, consolidándolo como uno de los principales exponentes de la heladería artesanal a nivel mundial.
Con una cifra constante de 6,9 kilos per cápita anuales, los argentinos han convertido al helado en una delicia que trasciende las estaciones. La Asociación de Fabricantes Artesanales de Helado y Afines (AFADHYA) revela que la desestacionalización del consumo es una tendencia en aumento, desafiando la noción de que el helado es exclusivo del verano.
“En los últimos años, el consumo ha ido en aumento, especialmente en invierno. Antes, las heladerías cerraban durante esta temporada, pero hubo un cambio cultural. La gente ahora disfruta del helado en cualquier momento, convirtiéndolo en el postre clásico en reuniones familiares y eventos sociales”, destaca Maximiliano Maccarrone, presidente de AFADHYA.
La preferencia por sabores como el chocolate con almendras y el dulce de leche granizado lidera la elección de los argentinos, revelando una inclinación por la tradición. Sin embargo, la apertura a sabores innovadores, como el pistacho, demuestra una disposición a explorar nuevas opciones.
Con más de 70 años de historia, las heladerías tradicionales argentinas han mantenido la autenticidad del helado artesanal. La llegada de inmigrantes italianos en el siglo pasado impulsó la excelencia del helado, introduciendo recetas ancestrales que han perdurado en las calles porteñas.
La distinción entre el helado artesanal y el industrial radica en la escala y la calidad de los ingredientes. Las heladerías artesanales elaboran productos más cremosos y con sabores distintivos, destacándose por su atención minuciosa a la materia prima.
Argentina, considerada uno de los tres mejores países del mundo en heladerías artesanales, ha logrado que el helado sea no solo un placer estacional, sino una experiencia anual. La identidad propia del helado argentino, marcada por sabores emblemáticos como el dulce de leche, lo posiciona como un referente global en la producción de helados de calidad.
Fuente: infobae.com