Los 120 minutos de un partido ya habían desgastado los corazones, pero Kolo Muani aún tenía un latido ardiente por delante. Sin embargo, el destino le tenía preparada una sorpresa en forma de atajada del Dibu Martínez, una gesta que quedará grabada en la memoria futbolística. En esa avalancha de emociones, los jóvenes jugadores, luciendo el número 23 en sus buzos, continuaron una tradición que ya habían iniciado ilustres arqueros como Gatti, Fillol y Goycochea.
En un recorrido por las décadas pasadas, se revela una conexión curiosa entre una empresa de videojuegos, un restaurante y un banco: Hugo Orlando Gatti. Conocido como el "Loco", Gatti fue un pionero en el marketing deportivo, siendo el primero en llevar auspicios en su buzo en 1979. Su visión innovadora trascendió incluso la moda de los videojuegos Jet en 1979, cuya popularidad se consolidó con jugadores como Ubaldo Fillol y Ricardo Bochini.
La relación entre la gastronomía y el fútbol también tuvo un capítulo en la indumentaria de Gatti. En 1982, lució la publicidad de Paparazzi, un restaurante de moda en ese momento. Este enfoque creativo en el marketing continuó con el patrocinio del Banco Federal Argentino en 1984, vinculado a Guillermo Coppola. Estas experiencias marcaron el inicio de una tendencia que se extiende hasta hoy en día, donde la elección de auspicios es clave.
El mundo de los arqueros y sus buzos ha sido testigo de cambios significativos. Desde la personalización de Gatti con imágenes icónicas hasta la creatividad de Navarro Montoya, quien llevó su amor por la velocidad al diseño de sus buzos. Chilavert, por su parte, se destacó con un buzo negro con un Bull Dog, símbolo del restaurante "El Jardín de Oscar", mientras que Fillol dejó su huella con buzos de colores vibrantes y llamativos de la marca Olimpia.
El uso de buzos temáticos también tuvo espacio en el fútbol argentino. Rodríguez, conocido como Pantera, usó un buzo con la cara de la Pantera Rosa, creando un vínculo entre la animación y el fútbol. Pogany, en 1980, llevó la bandera de Japón en su buzo, una rareza que capturó la atención de los aficionados.
En una época donde los arqueros eran más que simples guardianes del arco, su vestimenta se convirtió en una expresión única de su personalidad y estilo. Desde los años 70 hasta la actualidad, el legado de estos arqueros ha influido en la forma en que se perciben y diseñan los buzos de los porteros. El Dibu Martínez y sus colegas continúan llevando la tradición adelante, asegurándose de que el buzo del arquero siga siendo un ícono dentro y fuera del campo de juego.