La biotina, también conocida como vitamina B7, desempeña un papel crucial en las reacciones metabólicas, actuando como cofactor en enzimas clave para el procesamiento de grasas, carbohidratos y proteínas, según los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH).
Aunque la deficiencia de biotina es rara debido a su presencia en alimentos y suplementos, el alcoholismo puede aumentar el riesgo de carencias nutricionales. Los especialistas de la Universidad de Harvard alertan sobre la deficiencia leve en mujeres embarazadas, aún con una ingesta adecuada, cuya causa exacta permanece desconocida.
La biotina se encuentra en alimentos como carnes, pescado, huevos, hígado de pollo, semillas, nueces y varias verduras. Estos alimentos proporcionan cantidades recomendadas sin necesidad de suplementos.
Aunque los suplementos de biotina son promocionados para fortalecer cabello, piel y uñas, la evidencia científica es limitada. Informes médicos aislados mencionan mejoras en condiciones capilares con dosis elevadas, pero se necesitan más estudios para respaldar estas afirmaciones.
No hay un método eficiente para medir la deficiencia de biotina, pero se puede observar pérdida de cabello y erupciones cutáneas. La Escuela de Salud Pública de Harvard señala que no hay una cantidad diaria recomendada oficial, y el consumo en dosis altas puede afectar los resultados de algunas pruebas de laboratorio.
El consumo de biotina no se asocia con efectos nocivos para la salud, según los Institutos Nacionales de la Salud. Sin embargo, en dosis elevadas, los suplementos pueden afectar resultados de pruebas de laboratorio, y se aconseja informar al médico sobre su uso antes de realizar análisis clínicos.
En resumen, la biotina va más allá de la estética, desempeñando un papel esencial en la salud metabólica, pero su suplementación debe basarse en necesidades específicas respaldadas por evidencia científica.