En medio de una creciente tensión política, la relación entre el Presidente Javier Milei, su hermana Karina Milei, y la vicepresidenta Victoria Villarruel se encuentra en un estado de fractura que ya no puede ser ignorado. Este quiebre, que se ha venido gestando desde hace meses, quedó al descubierto en dos eventos de gran relevancia para la familia militar, donde la ausencia de Villarruel fue notable y su justificación, cuestionable.
El primero de estos eventos fue la ceremonia de entrega de sables a los jefes de las Fuerzas Armadas. Villarruel, hija y nieta de oficiales del Ejército y la Armada, había anticipado su presencia, pero a último momento se excusó alegando que no recibió una invitación formal por parte del Ministerio de Defensa, a pesar de que fuentes de la cartera aseguran que sí fue invitada. Esta confusión generó aún más ruido dentro del círculo presidencial, especialmente porque Javier Milei, como Comandante en Jefe, ocupó el centro de la escena en la ceremonia, brindando un discurso que fue bien recibido por los altos mandos.
El segundo episodio se dio en los actos de homenaje al General José de San Martín, donde Villarruel nuevamente estuvo ausente, esta vez alegando problemas de salud. Sin embargo, su ausencia contrastó fuertemente con la presencia de Milei, quien acompañó al Regimiento de Granaderos a Caballo en el encendido de la llama votiva.
Las tensiones no se limitan a estos eventos. Las declaraciones en redes sociales han avivado aún más la discordia. Un mensaje de Karina Milei, que muchos interpretaron como un dardo dirigido a Villarruel, dejó entrever la profundidad del quiebre: “La soberbia es una discapacidad que suele afectar a pobres infelices mortales que se encuentran de golpe con una miserable cuota de poder”.
La raíz del conflicto parece ser la creciente desconfianza de Karina Milei hacia Villarruel, a quien acusa de actuar de manera independiente y de no ser transparente en su manejo político. Esta desconfianza se remonta a episodios previos, como las reuniones no autorizadas que Villarruel organizó para definir responsables en áreas clave como Defensa, Seguridad e Inteligencia.
Además, recientes reuniones de Villarruel con empresarios de primera línea, muchos de ellos críticos del rumbo económico actual, han exacerbado las tensiones. Aunque Villarruel trató de suavizar el clima con elogios hacia Milei, la desconfianza persiste.
Mientras tanto, Javier Milei parece estar cultivando una alianza más sólida con Mauricio Macri, lo que añade un nuevo elemento al complejo tablero político. En Buenos Aires, Jorge Macri, primo de Mauricio y actual jefe de Gobierno porteño, también está jugando un papel crucial en las negociaciones políticas, particularmente en la disputa por los fondos de coparticipación con el gobierno nacional.
La fractura entre Milei y Villarruel no solo refleja un conflicto personal, sino que también podría tener profundas implicaciones para la estabilidad y el futuro del gobierno libertario. Con las elecciones de 2025 en el horizonte, la capacidad de Javier Milei para mantener unida a su coalición será puesta a prueba en medio de esta creciente tormenta interna.