La investigación de la Universidad de Liverpool establece que, en promedio, un perro entra en la vejez a los 12,5 años. Sin embargo, esta edad varía según la raza, lo que obliga a los dueños a estar atentos a las necesidades particulares de cada animal.

Los perros de razas pequeñas, como el Jack Russell Terrier, entran en la vejez a los 14 años, mientras que las razas grandes, como el Labrador Retriever, lo hacen a los 12. Esta información es clave para que los dueños se preparen y adapten el cuidado de sus mascotas a medida que envejecen.

Uno de los hallazgos más importantes del estudio es la identificación de los problemas de salud más comunes en perros mayores. Entre ellos destacan los relacionados con el peso, la movilidad, la salud dental, la piel y el sistema digestivo. Estos problemas son inevitables, pero la detección temprana y el cuidado proactivo pueden marcar la diferencia.

Es fundamental que los dueños de mascotas conozcan las necesidades específicas de envejecimiento de sus perros y se adelanten a condiciones comunes. Visitar al veterinario regularmente y estar atentos a los primeros signos de envejecimiento son pasos esenciales para garantizar una vida larga y feliz para sus compañeros caninos.

El envejecimiento de un perro no debe ser visto como un proceso inevitable, sino como una etapa que, si se maneja con conciencia y anticipación, puede permitir que nuestras mascotas vivan sus últimos años con bienestar y calidad.