A lo largo de la travesía entre el Área Metropolitana de Buenos Aires y la Costa Atlántica, donde la oferta gastronómica se diversifica, surge La Matera en Lezama, una joya casi oculta a 100 metros del km 157 de la ruta 2. En contraste con locales perfectamente señalizados, esta casita de madera, rodeada de frondosa arboleda, se ha convertido en una parada rutera icónica, eclipsada por la sombra natural de los árboles.
Con casi 20 años de historia, La Matera se destaca por sus sándwiches gourmet, conquistando paladares a través del "boca a boca". A pesar de no invertir en publicidad, la fama del lugar ha crecido, atrayendo turistas dispuestos a hacer fila durante aproximadamente una hora y cuarto para degustar sus exquisiteces. Ante la abrumadora demanda, ahora aceptan pedidos por Whatsapp con tres horas de antelación.
El menú de La Matera cuenta con 23 especialidades, desde bondiola y lomo hasta mortadela, acompañadas de una extensa lista de ingredientes. Cada sándwich, elaborado en el momento, lleva unos siete minutos de preparación, con ocho personas trabajando en equipo para mantener el ritmo. A pesar de la especialidad en sándwiches de fiambres, la propuesta se ha diversificado, destacando el "especial número 13" con mortadela, queso caciotta, pepinos agridulces, repollo morado, mostaza con pistachos y aceite de oliva.
La Matera, un emprendimiento familiar, es más que un lugar para comer; es una experiencia personalizada. Los precios oscilan entre $3.500 y $11.800, con opciones vegetarianas. Aunque el éxito ha llevado a propuestas de franquicias, la familia rechaza la idea, priorizando el trato personalizado. La esencia de La Matera radica en el contacto directo con los clientes, una fórmula que ha demostrado ser exitosa y reconfortante. Abierto de lunes a lunes de 9.30 a 21.30 horas, La Matera sigue apostando por el trato humano que ha marcado su identidad desde su creación.