Mauricio Macri ha optado por postergar cualquier definición sobre su vínculo con Javier Milei hasta mediados de año, esperando evaluar el panorama político y económico que se desarrolle en los primeros seis meses del gobierno del presidente Milei.
A pesar de su intento fallido de influir en la configuración del gabinete y de las tensiones con la administración actual, Macri ha optado por adoptar una postura expectante antes de tomar una decisión drástica.
El reciente conflicto entre Nacho Torres y el gobierno de Milei ha dejado en evidencia la posición incómoda en la que se encuentra Macri. Su silencio durante esta disputa resalta las complejidades políticas que enfrenta al intentar mantener relaciones con ambos bandos.
Aunque algunos interpretan el silencio de Macri como una muestra de fuerza hacia Milei, el episodio en Chubut expuso las dificultades del ex presidente para influir en las decisiones del actual gobierno, así como las divisiones internas en el PRO.
Enfrentado tanto a las figuras cercanas a Milei como a las presiones internas del PRO, Macri se encuentra en una situación complicada donde su capacidad de influencia parece limitada. A pesar de ello, el ex presidente sigue manteniendo una fachada de cercanía y diálogo con su círculo político.