En lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) denomina la "pandemia silenciosa", el cambio climático y la resistencia a los antimicrobianos se perfilan como dos de las mayores amenazas para la salud global, en aumento constante.
En Río de Janeiro, Brasil, se vive una ola de calor sin precedentes, con temperaturas que han alcanzado niveles récord. El sábado, la sensación térmica superó los 59,7°C, generando situaciones extremas y llevando a la suspensión del concierto de Taylor Swift.
La resistencia a los antimicrobianos, reconocida como una de las principales amenazas para la salud humana, se ve exacerbada por el cambio climático. Investigaciones destacan cómo el aumento de las temperaturas acelera la propagación de genes resistentes a antibióticos, volviendo ineficaces los tratamientos médicos.
El informe de la ONU "Preparándose para las superbacterias" resalta la conexión entre el cambio climático y la resistencia a los antimicrobianos, advirtiendo que esta crisis podría hacer ineficaz incluso el tratamiento de infecciones leves, afectando la medicina moderna.
La directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, Inger Andersen, señala que los mismos factores que causan la degradación ambiental están empeorando la resistencia a los antimicrobianos, lo que podría impactar negativamente en sistemas alimentarios y de salud.