La reunión anual del Parlamento chino en Beijing revela signos preocupantes sobre la economía y la creciente concentración de poder en manos del Presidente Xi Jinping.

El Primer Ministro chino, Li Qiang, anunció un objetivo de crecimiento del PIB del 5% para 2024 y un plan para impulsar industrias de alta productividad, pero las señales indican una falta de coherencia y un alejamiento de la realidad económica.

A pesar de la retórica oficial, la economía china enfrenta desafíos significativos, como la caída de la inversión privada, la inestabilidad normativa y la creciente desilusión entre inversores locales y extranjeros.

El control político se intensifica, con Xi Jinping relegando a subordinados y limitando la transparencia al eliminar la posibilidad de que altos funcionarios den ruedas de prensa en el congreso.

Estos desarrollos internos en China podrían tener repercusiones en las relaciones internacionales, especialmente en medio de las crecientes tensiones con Estados Unidos y otros países.