En las elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) en Argentina, un total de 1.356.480 personas optó por el voto en blanco, lo que representó un 5,51% de los votantes. Movilizados por el descontento con las propuestas políticas, los argentinos convirtieron al voto en blanco en la cuarta opción más elegida detrás de La Libertad Avanza (29,86%), Juntos por el Cambio (28,00%), y Unión por la Patria (27,28%).
Desde el regreso de la democracia en 1983 hasta la actualidad, el voto en blanco representó en promedio un 2,8% del total de votos emitidos en las elecciones presidenciales, aunque el récord se registró en 2007 con un 6,43% del total. Sin embargo, de cara a las elecciones generales del próximo domingo, habrá una diferencia en el conteo de los votos en blanco respecto a las PASO.
El voto en blanco representa una manifestación de la voluntad del electorado de abstenerse de elegir entre las diversas propuestas formuladas en un sistema legal de sufragio, expresando así su disconformidad con todos los candidatos y con las propuestas formuladas por los partidos políticos.
A diferencia de las PASO, en las elecciones generales, el voto en blanco se cuenta de manera diferente. La Constitución Nacional establece que los votos se deben contar sobre los que son afirmativos, es decir, los que eligen a una boleta de candidatos. Por lo tanto, en las elecciones generales, los votos en blanco no se cuentan, lo que puede influir en la posibilidad de alcanzar el porcentaje necesario para imponerse en primera vuelta.
El voto en blanco, en contraste con el voto nulo, consiste en colocar en la urna un sobre vacío o con cualquier papel, liso y sin marcas. Por fuera de los votos "válidos", se encuentran los votos nulos, impugnados y recurridos, que se producen en circunstancias diferentes, como el uso de boletas no oficializadas o la inserción de objetos extraños en la urna, entre otros casos.
Fuente: infoplatense.com.ar