Ya con abogados intermediando, Miguel aclara que durante el embarazo solicitaba poder estar presente el día de nacimiento, hecho que fue imposible.
Luego, logró un nuevo encuentro con su beba cuando tenia 17 días de vida. “Tengo el audio de esa visita, lo puse a disposición de la justicia, pero a los días me avisaron que mi ex pareja me había denunciado por violencia física a ella y a su beba”, hecho que cortó todo tipo de vínculo.
A partir de aquél día, Miguel lamenta que no obtuvo más ni una imagen de su hija, ya que la justicia ante la denuncia de la mamá, actuó preservándolas y exigiéndole a Miguel un monto fijo de dinero mensual, para cumplir así sus obligaciones como padre. Hecho que asegura cumplir cada mes.
El argumento de la pandemia y la demora crónica que se da en tribunales, hicieron que pasen los días, semanas y hasta meses sin poder ver a su hija. Una psicóloga le advirtió que hasta que la niña no cumpla 2 años es muy posible que no pueda verla.
Miguel no se queda quieto y cuenta: “fui muchas veces al Servicio Local de Niñez, Adolescencia y familia; todo a base de insistir. Del juzgado de familia no tengo noticias, yo necesito tener un vínculo con mi hija”, aseguró.
"Desde la defensoría me dijeron que esto tarda meses, ya que la mamá de mi beba me denunció por violencia de genero y el juez a través de estudios, debe asegurarse que no le haré daño a mi hija", afirmó el entrevistado.
Por último, mientras Miguel narra las andanzas entre el Juzgado de Paz, el servicio local y el Juzgado de Familia. Sigue midiendo que el tiempo pasa. “Yo no sé si vive o no mi hija, no se cómo es ella, ya reconoce a su entorno pero a mi hijo y a mí, no”.
“Nosotros no existimos en su vida, ni yo como padre ni mi hijo como hermano. No se si tiene DNI, si tiene las vacunas, no puede ser que tenga una hija y no sepa ni dónde ni cómo está, cómo se ríe, cómo llora. Me duele mucho el alma”, cerró angustiado Miguel.
En las últimas horas, se conoció la trágica decisión del reconocido jugador de futbol Santiago Morro García, quien padecía depresión entre otros temas por no poder ver a su hija.
Sin dudas que el hecho llamó a la reflexión a varios sectores de la sociedad, para poner atención sobre la depresión y la forma en que se tratan estos temas, no solo en el futbol sino en la sociedad entera.
Nadie discute que tanto Miguel como decenas de padres impedidos de ver a sus hijos, deberán hacerlo respondiendo ante la justicia. Lo que se necesita es una intervención más rápida y efectiva, ya que el tiempo perdido jamás será recuperado.