¿Alguna vez imaginaste ver a un perro en un sidecar, paseando por las calles de Mar del Plata? Esta imagen inusual ha capturado la atención de todos, pero lo que la hace aún más especial es la historia detrás de ella. Juan Bazterrica y su fiel compañero, Garret, un pitbull de casi 10 años, han protagonizado una aventura que va mucho más allá de un simple paseo en moto. Esta historia de amor, compañerismo y solidaridad está tocando los corazones de los marplatenses y de quienes la siguen en redes sociales.
Todo comenzó en 2023, cuando Juan Bazterrica enfrentó el angustioso diagnóstico de que Garret tenía un tumor. Aunque el perro se recuperó, ese momento hizo que Juan tomara conciencia de lo efímero del tiempo que les quedaba juntos. Decidido a aprovechar cada segundo, Bazterrica ideó un plan para pasar más tiempo con su amigo de cuatro patas: construir un sidecar para su moto, su medio de transporte habitual.
Con sus habilidades de mecánico, Juan se embarcó en un proyecto artesanal. Construyó el chasis, la suspensión y la carrocería del sidecar, utilizando piezas adaptadas a su moto CB 750. Garret, al principio desconcertado, pronto se acostumbró a su nuevo asiento lateral, donde disfruta del viento en su cara y de la compañía de Juan. Este gesto no solo consolidó su vínculo, sino que también sorprendió a los transeúntes que, al verlos juntos, no pudieron evitar sonreír y sacar fotos.
Además de la relación entre Juan y su perro, la historia de Garret tiene un mensaje importante: romper los estereotipos sobre los pitbulls. Muchos creen que esta raza es peligrosa, pero Bazterrica ha utilizado sus videos para mostrar al mundo lo cariñoso y juguetón que puede ser un pitbull, como Garret. Desde sus paseos en el sidecar, este dúo ha ganado el cariño de la comunidad, convirtiéndose en una sensación local en Mar del Plata.
Lo que comenzó como un proyecto personal se ha transformado en una historia de viralización en redes sociales. Los videos de Juan y Garret han tocado el corazón de muchas personas, que sienten una conexión profunda con ellos, especialmente aquellos que han tenido perros que ya no están con ellos. Además, este par de amigos también aprovecha su fama para llevar a cabo acciones solidarias, como visitas a hospitales y apoyo a refugios de animales.
Este fenómeno ha dejado claro que la historia de Juan Bazterrica y Garret no solo es un relato de amor entre un hombre y su perro, sino un ejemplo de cómo un vínculo especial puede trascender más allá de lo personal y convertirse en un mensaje positivo para toda una comunidad.
La próxima vez que veas a un hombre en moto con su perro en el sidecar por Mar del Plata, recuerda que esa imagen está llena de significado. No es solo un paseo, es la celebración de un amor incondicional y la prueba de que, cuando se trata de nuestros amigos peludos, el tiempo siempre es poco.
