Cada vez son más los adolescentes argentinos que recurren a la justicia para eliminar el apellido paterno de sus documentos de identidad. En los últimos años, se han registrado varios casos en los que jóvenes han logrado este objetivo, alegando situaciones de violencia, abandono o simplemente la falta de un vínculo afectivo con sus padres.
Los jueces han argumentado que el uso de un apellido con el que el adolescente no se identifica puede tener un impacto negativo en su desarrollo psico-social. Expertos en psicología han señalado que este vínculo afectivo con un apellido puede influir en la construcción de la identidad y el bienestar emocional del joven.
Para que un juez apruebe la solicitud de eliminación del apellido paterno, es necesario presentar pruebas que demuestren un daño psicológico o emocional causado por el vínculo con el progenitor. En general, se consideran situaciones de violencia, abandono, falta de pago de alimentos o la inexistencia de un vínculo afectivo.
Estos casos plantean un debate sobre el derecho de los adolescentes a construir su propia identidad y a desvincularse de aquellos aspectos de su pasado que les causan dolor o sufrimiento. La justicia argentina está reconociendo cada vez más este derecho y está permitiendo a los jóvenes tomar decisiones sobre su vida que antes eran impensables.
La posibilidad de eliminar el apellido paterno representa un cambio de paradigma en la concepción de la identidad y la familia. Si bien la tradición ha impuesto el uso del apellido paterno, la sociedad está evolucionando y reconociendo la diversidad de las familias y las complejidades de las relaciones familiares.