Avances y desafíos en la lucha contra el Alzheimer: Kisunla™ y la importancia del diagnóstico temprano
El Alzheimer, una enfermedad cerebral progresiva e irreversible, destruye la memoria, las habilidades de pensamiento y la capacidad de realizar tareas simples. Esta condición es la principal causa de demencia en los adultos mayores. Según el neurocientífico Facundo Manes, fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), cada tres segundos se diagnostica un nuevo caso de Alzheimer en el mundo, afectando actualmente a una de cada ocho personas mayores de 65 años.
Manes destacó que hay más de 35,6 millones de personas con Alzheimer, cifra que se prevé aumentará a 65,7 millones en 2030 y a 115,4 millones en 2050. Este preocupante crecimiento ha llevado a la comunidad científica a buscar con urgencia tratamientos efectivos.
El pasado 2 de julio, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) aprobó el donanemab, comercializado como Kisunla™, un nuevo medicamento que ralentiza el avance del Alzheimer. Este fármaco, desarrollado por Eli Lilly, está indicado para pacientes con deterioro cognitivo moderado o demencia leve y se administra una vez al mes en las primeras etapas de la enfermedad.
Según Eli Lilly, Kisunla™ redujo el deterioro cognitivo y funcional hasta en un 35% en comparación con el placebo a los 18 meses en su estudio de fase 3 y disminuyó el riesgo de progresión a la siguiente etapa de la enfermedad en un 39%. Anne White, presidente de Lilly Neuroscience, destacó que este medicamento representa un avance significativo para los pacientes con Alzheimer en etapas tempranas.
La doctora Clarisse Bezerra, del Centro Hospitalar Universitário de Santo António en Portugal, explicó que los primeros síntomas del Alzheimer suelen confundirse con estrés o depresión, lo que retrasa el diagnóstico temprano. Consultar a un neurólogo ante la aparición de síntomas y antecedentes familiares es crucial para un diagnóstico precoz.
Bezerra aclaró que aunque el Alzheimer generalmente no es hereditario, el riesgo es mayor en personas con antecedentes familiares debido a posibles alteraciones genéticas. El doctor Leonardo Palacios Sánchez, profesor de Neurología en la Universidad del Rosario de Colombia, explicó que el Alzheimer se presenta en formas esporádicas, que representan entre el 96% y el 98% de los casos, y hereditarias, que afectan entre el 2% y el 4%.
Los síntomas del Alzheimer incluyen problemas de memoria, desorientación y confusión. Según el doctor Ricardo Allegri, jefe de Neurología Cognitiva de Fleni, los primeros olvidos son típicos en el inicio de la enfermedad. Distinguir entre olvidos normales y patológicos es vital para un diagnóstico temprano.
Allegri explicó que en los olvidos benignos, la persona recuerda eventualmente la información olvidada, mientras que en los olvidos patológicos, la persona no recupera la información. Los síntomas típicos del Alzheimer incluyen pérdida de memoria reciente, reiteraciones, desorientación y dificultades en tareas cotidianas.
El Alzheimer progresa en tres etapas: leve, moderada y grave. En la etapa leve, las personas pueden desenvolverse de manera independiente aunque presenten olvidos ocasionales. En la etapa moderada, la persona requiere mayor atención y puede mostrar confusión y cambios de comportamiento. En la etapa grave, se pierde la capacidad de responder al entorno y se necesita asistencia para las actividades diarias.
La Alzheimer's Association creó una lista de síntomas del Alzheimer y otros tipos de demencia, diferenciando entre signos de la enfermedad y cambios normales asociados al envejecimiento.
En promedio, una persona con Alzheimer vive de cuatro a ocho años después del diagnóstico, aunque puede vivir hasta 20 años dependiendo de otros factores. La enfermedad avanza lentamente y afecta a cada persona de manera diferente. Un diagnóstico temprano es clave para permitir a los pacientes vivir lo mejor posible y planificar su futuro.