Te pasa que ordenás, pasás el trapo, barrés, lavás los platos… y al otro día, otra vez lo mismo. Si te suena familiar, no sos la única persona. La buena noticia es que hay estrategias simples para mantener un hogar familiar limpio y ordenado sin perder horas cada semana. En esta nota te contamos cómo.
El problema no siempre es la mugre: muchas veces es el desorden. Cuando las cosas no tienen un lugar definido, se acumulan. Lo mismo pasa cuando nadie más en casa ayuda. Por eso, el primer paso no es limpiar más, sino ordenar mejor.
Acumulamos más de lo que usamos. Un buen punto de partida es hacer limpieza por categorías (ropa, juguetes, papeles) y sacar lo que ya no sirve. Aplicá la regla del “uno entra, uno sale”: si entra un objeto nuevo, otro tiene que salir. Esto ayuda a que no se vuelva a descontrolar el orden.
Hacé la cama ni bien te levantás. Lavá los platos después de comer. Guardá lo que usaste. Son acciones chiquitas que, si se repiten todos los días, evitan que se junte desorden. Se llama “regla de los 2 minutos”: si algo toma menos de dos minutos, hacelo en el momento.
Dividí el hogar por sectores: cocina, baño, dormitorios, etc. Y cada día, enfocate en uno. Por ejemplo:
Lunes: zonas comunes
Martes: baños
Miércoles: cocina
Jueves: dormitorios
Viernes: limpieza general
Sábado: puesta al día
Domingo: mantenimiento rápido
Este sistema permite que nunca se acumule tanto como para abrumarte.
La limpieza del hogar familiar no debería recaer en una sola persona. Si vivís con pareja, hijxs o familiares, repartí tareas según edad y capacidades. Convertir la limpieza en un juego o poner música puede hacer que los más chicos se sumen con entusiasmo.
Armá un kit con lo básico: trapo, escoba, limpiador multiuso, esponja, desinfectante. Tener todo junto y listo evita perder tiempo buscando cosas.
No es lo mismo limpiar que desinfectar. Primero hay que sacar la suciedad con agua y detergente. Después, si hace falta, usar productos para eliminar bacterias (por ejemplo, en el baño o la cocina). No todo se desinfecta todos los días: usá estos productos solo donde se necesita.
No se trata de vivir limpiando, sino de armar rutinas simples que te permitan tener un hogar familiar limpio y ordenado con menos esfuerzo. Aplicá estas estrategias y vas a ganar tiempo, energía y tranquilidad.