Las aguas están agitadas en el seno del Gobierno. La demora en la aprobación de la ley Bases en el Senado ha revivido el fantasma de la derrota sufrida en febrero, cuando la ley tuvo que ser retirada debido a presiones de la oposición. Aunque no la dan por perdida, la dilación es vista como un golpe duro, atribuido tanto a la campaña de la oposición para "boicotear" el Pacto de Mayo como a las actuaciones deficientes de los propios aliados. El diagnóstico generalizado en el oficialismo apunta a la falta de cuadros políticos.
Los libertarios esperaban tener el dictamen listo a más tardar anoche para llegar al evento en Córdoba el sábado 25, pero la prolongación de las discusiones hasta la semana próxima los dejó frustrados y buscando responsables.
Los señalamientos recayeron principalmente en el jefe de Gabinete, Nicolás Posse, y la vicepresidenta, Victoria Villarruel, a quienes criticaron por su supuesta falta de compromiso con la ley y una planificación deficiente al fijar la fecha del informe ante el Congreso en una semana clave.
La presentación de Posse en el Senado no fue bien recibida en varios despachos, donde lamentaron la pérdida de tiempo en un calendario apremiante. Algunos también cuestionaron el "desperdicio" en el tiempo del delegado de la Jefatura de Gabinete en la negociación de Bases, José Rolandi, quien se vio obligado a asesorar al ministro coordinador en lugar de asistir a eventos importantes.
Cercanos a Posse defendieron su actuación, argumentando que estaba cumpliendo con su deber constitucional al presentar el informe mensual, y que ya había pedido una prórroga la semana anterior debido a un viaje oficial.
Sin embargo, la responsabilidad por el problema del timing se atribuyó principalmente a Villarruel, quien aprobó la convocatoria para una semana clave a sabiendas de la importancia del 25 de mayo. Algunos en el oficialismo insinuaron que su ego pudo haber influido en su decisión.
En medio de las tensiones, en el Gobierno reconocen un déficit de recursos humanos y no descartan cambios para "refrescar" la gestión política. Sin embargo, cualquier movimiento se pospondrá hasta que se resuelva el debate sobre la ley Bases.
Frente a las críticas y la falta de cuadros experimentados, en el mundo político también existe desconfianza. En este contexto, nadie entiende por qué Omar de Marchi, un político con experiencia, está limitado en su rol como secretario de Asuntos Parlamentarios.
Mientras tanto, el Gobierno rechaza los ofrecimientos de ayuda de Mauricio Macri y busca superar las diferencias internas para avanzar en su agenda legislativa.
Fuente: infobae.com