El Gobierno nacional ha dado nuevamente la espalda a sus promesas, autorizando un incremento del 4% en los precios de la nafta y el gasoil, situándolos al borde de los mil pesos por litro.

Esto a pesar de haber asegurado días atrás que no tomaría tal medida. ¿Qué pasó con la promesa de no aumentar los impuestos a los combustibles líquidos? ¡Se esfumó más rápido que un litro de nafta en un tanque vacío!

Las excusas son tan transparentes como el combustible que venden: un aumento del impuesto a los combustibles líquidos, otro porcentaje al impuesto al carbono y un 2% más por la devaluación del dólar.

¿Y qué hay de las ventas en picada? Con seis aumentos en apenas seis meses, las ventas de combustible han caído un 8% en comparación con el mismo período del año pasado.

Este juego de promesas incumplidas y aumentos constantes está llevando a los bolsillos de los argentinos al límite. ¿Cuánto más podrán soportar las familias y las empresas antes de que el tanque se vacíe por completo?