Adiós al Luna: demuelen un patrimonio cultural

La aprobación exprés de un proyecto para demoler el histórico estadio Luna Park, pone en jaque la memoria cultural y social de Argentina.

21-02-2025 - Por Jonatan Anaquin

Adiós al Luna: demuelen un patrimonio cultural

El emblemático estadio Luna Park, testigo de innumerables eventos que han marcado la historia cultural y social de Argentina, enfrenta una amenaza inminente: su demolición. La Comisión Nacional de Monumentos aprobada recientemente, y sin modificaciones, un proyecto que propone derribar el actual edificio para ampliar su capacidad de 8.400 a 13.000 espectadores y añadir un estacionamiento. Esta decisión ha generado un intenso debate, dado que el Luna Park fue declarado Monumento Histórico Nacional en 2007, lo que, en teoría, protege su estructura original de cualquier alteración significativa.

Inaugurado en 1932 por Ismael Pace y José Lectoure, el Luna Park ha sido escenario de eventos que han dejado una huella imborrable en la sociedad argentina. Desde las legendarias noches de boxeo con figuras como Carlos Monzón y Nicolino Locche, hasta conciertos memorables de artistas de la talla de Frank Sinatra y Mercedes Sosa.

Además, fue el lugar donde se velo a Carlos Gardel en 1936 y donde Diego Maradona celebró su boda en 1989. Estos eventos no solo reflejan la diversidad cultural del país, sino que también consolidan al Luna Park como un símbolo de identidad nacional.

La aprobación del proyecto de demolición ha sido impulsada por el Arzobispado de Buenos Aires y el empresario Diego Finkelstein, cuya empresa, DF Entertainment, obtuvo la concesión del estadio por 40 años. Según el acuerdo, la empresa debe pagar un millón de dólares anuales al Arzobispado por la gestión del lugar. Sin embargo, organizaciones como la Fundación Ciudad y Basta de Demoler han manifestado su oposición, argumentando que es posible modernizar el estadio sin comprometer su valor histórico y patrimonial.

La rapidez con la que se aprobó este proyecto, durante el receso vacacional y sin modificaciones, ha suscitado críticas y sospechas sobre la transparencia del proceso. La Comisión Nacional de Monumentos, dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, fue la encargada de dar luz verde a la iniciativa.

No obstante, la decisión final recae en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y en el Papa Francisco, en su calidad de máxima autoridad de la Iglesia Católica, propietaria del estadio. La posible demolición del Luna Park no solo implica la pérdida de una estructura física, sino también la desaparición de un espacio cargado de simbolismo y memoria colectiva.

En sus instalaciones, se llevaron a cabo actos políticos de relevancia, como la proclamación de Juan Domingo Perón y eventos culturales que reflejaron las transformaciones sociales del país. La preservación del Luna Park es esencial para mantener viva la historia y la identidad cultural de Argentina, recordando a las generaciones futuras los momentos que definieron al país.

En un contexto donde el patrimonio histórico suele ceder ante intereses económicos, la situación del Luna Park invita a reflexionar sobre la importancia de proteger y valorar nuestros espacios culturales. La decisión sobre su futuro no solo afectará al paisaje urbano de Buenos Aires, sino que también tendrá un impacto profundo en la memoria y el tejido social de la nación.