En un rincón de Villa Pueyrredón, donde la avenida Mosconi se cruza con Nazca, se está escribiendo el último capítulo de una historia que marcó a varias generaciones. City Hall, la discoteca que por décadas fue sinónimo de diversión y baile para miles de jóvenes, está siendo demolida para dar paso a un nuevo edificio de viviendas.
Conocido por distintos nombres a lo largo de su historia -San Jorge, Abadía, Apple-, City Hall fue mucho más que un simple boliche. Fue un punto de encuentro, un lugar donde se crearon recuerdos inolvidables, donde se celebraron cumpleaños, graduaciones y primeros amores. Su pista de baile, sus escaleras alfombradas y su icónica ventanilla para comprar entradas quedaron grabadas en la memoria de quienes lo frecuentaron.
La pandemia aceleró el declive de City Hall. Las restricciones sanitarias obligaron a cerrar sus puertas y, a pesar de intentar reubicarse, la situación económica se volvió insostenible. La decisión de vender el predio y construir un edificio de viviendas puso fin a una era.
La demolición ha generado una ola de nostalgia entre los vecinos del barrio y los ex-frecuentadores de la discoteca. Muchos recuerdan con cariño las noches de baile, los conciertos y los eventos especiales que se organizaban en City Hall. Incluso figuras reconocidas como Alberto Olmedo celebraron su boda en este emblemático lugar.
La construcción del nuevo edificio, que contará con locales comerciales, espacios verdes y un salón de usos múltiples, representa un cambio radical para la zona. Si bien algunos vecinos lamentan la pérdida de un ícono cultural, otros ven en este nuevo desarrollo una oportunidad para revitalizar el barrio.
La desaparición de City Hall nos recuerda la importancia de preservar nuestra historia y nuestro patrimonio cultural. Sin embargo, también nos invita a mirar hacia el futuro y a construir nuevos espacios de encuentro y diversión para las generaciones venideras.