Científicos han logrado documentar la evolución cognitiva de una mujer hacia la maternidad a través de escaneos cerebrales realizados durante tres años. Este estudio, publicado en la revista Nature Neuroscience, proporciona la evidencia más detallada sobre los cambios cerebrales que ocurren durante el embarazo, desafiando la noción popular del "cerebro de mamá" como un estado de confusión y distracción.
La investigación, liderada por la neurocientífica Liz Chrastil, revela que las hormonas durante el embarazo inducen cambios en el cerebro que lo preparan para la crianza. A través de 26 escaneos, se observó que áreas clave de la corteza cerebral se encogieron y adelgazaron, mientras que las conexiones entre regiones mejoraron, lo que sugiere una adaptabilidad sorprendente y positiva del cerebro materno.
El estudio también busca comprender cuán universales son estos cambios, y un proyecto expandido ya ha comenzado para escanear los cerebros de más futuras madres. La investigación tiene como objetivo desentrañar cómo estos cambios estructurales pueden influir en el comportamiento y la cognición, así como identificar factores que contribuyan a condiciones como la depresión posparto.
Los hallazgos resaltan cómo el embarazo puede ser uno de los períodos de mayor neuroplasticidad en la vida adulta. Esto contrasta con la idea de que el encogimiento del cerebro es negativo; en realidad, puede ser una forma de preparación para el desafío de la maternidad. Expertos sugieren que estos cambios también podrían estar relacionados con el aumento del apego maternal.
La investigación en curso pretende explorar más a fondo cómo estos cambios en la estructura cerebral afectan la vida de las nuevas madres. Al profundizar en este fenómeno, se espera contribuir al entendimiento del embarazo y su impacto en la salud mental a largo plazo.
Con el creciente interés en la neurociencia de la maternidad, la comunidad científica busca descubrir cómo la maternidad afecta no solo la biología, sino también la cognición y la identidad de las mujeres. Los estudios futuros podrían arrojar luz sobre el papel de los cambios cerebrales en el envejecimiento y en la crianza.