Ejercicio y salud mental: la clave para reducir el riesgo de demencia

La ciencia respalda que tanto el ejercicio regular como el entrenamiento intensivo de fin de semana pueden ser aliados clave en la protección cerebral.

02-11-2024 - Por Primera Página

Ejercicio y salud mental: la clave para reducir el riesgo de demencia

Diversos estudios avalados por la Sociedad de Alzheimer del Reino Unido y otros organismos de salud destacan los beneficios del ejercicio físico en la prevención de enfermedades neurodegenerativas como la demencia. Según esta entidad, realizar ejercicio regularmente puede reducir el riesgo de demencia hasta en un 20%. Además, un reciente estudio revela que el patrón de los “guerreros de fin de semana” —entrenar intensivamente dos días a la semana— también es eficaz, disminuyendo el riesgo en un 15% en comparación con la vida sedentaria.

Esta información resulta particularmente relevante en un contexto en el que cada vez más personas llevan un ritmo de vida acelerado y dedican poco tiempo a su bienestar físico. La Sociedad de Alzheimer destaca que cualquier actividad que eleve la frecuencia cardíaca, como caminar, nadar o hacer aeróbicos, fomenta la neuroplasticidad y puede ayudar a la neurogénesis, es decir, a la creación de nuevas conexiones neuronales. Esto es vital para mantener funciones cognitivas como la memoria y el aprendizaje.

El vínculo entre actividad física y salud cerebral no es nuevo, pero los recientes hallazgos consolidan aún más esta relación. La doctora Lucía Crivelli, especialista en neuropsicología, resalta que mantener una buena circulación sanguínea y un bajo riesgo cardiovascular (controlando factores como hipertensión, obesidad y diabetes) es esencial para preservar la función cognitiva. Además, la actividad física constante estimula la reserva cognitiva, una especie de “ahorro” neuronal que puede amortiguar el impacto de enfermedades neurodegenerativas en el cerebro.

Es decir, no se trata solo de moverse, sino de mantenerse en un estado de actividad constante, adaptado a las posibilidades y tiempos de cada persona. Las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugieren un mínimo de 150 minutos de ejercicio moderado semanal o 75 minutos de ejercicio intenso para obtener beneficios significativos en la salud mental.

Para quienes disponen de poco tiempo durante la semana, el patrón “weekend warrior” ofrece una alternativa viable. Según el British Journal of Sports Medicine, concentrar el ejercicio en uno o dos días puede brindar efectos protectores comparables a los de una rutina distribuida en varios días. En el estudio, realizado en Ciudad de México con más de 10,000 participantes, los “guerreros de fin de semana” lograron reducir el riesgo de demencia leve en un 15%.

Este hallazgo es alentador, ya que demuestra que incluso aquellos con agendas apretadas pueden beneficiarse de la actividad física, siempre que sea lo suficientemente intensa. Es importante recordar que más allá de la frecuencia, la constancia y la calidad del ejercicio son claves para mantener la salud cognitiva.

No es necesario correr maratones para cuidar la mente. La Sociedad de Alzheimer resalta que actividades cotidianas como caminar a paso ligero, bailar o realizar tareas domésticas ya pueden ser beneficiosas. Asimismo, recomienda combinar ejercicios aeróbicos con actividades de fortalecimiento muscular, ya que esta combinación potencia los efectos neuroprotectores.

En el grupo de actividades aeróbicas se incluyen deportes y ejercicios que incrementan la frecuencia cardíaca, como el senderismo, la natación y el ciclismo. Por otro lado, ejercicios de resistencia, como levantar pesas, yoga y pilates, fortalecen los músculos y ayudan a controlar el nivel de azúcar en sangre, un factor de riesgo para la demencia.

La evidencia respalda la importancia de mantenernos activos no solo para el bienestar físico, sino para asegurar una vejez mentalmente saludable. Los beneficios de la actividad física abarcan tanto a aquellos que practican ejercicio regular como a los que solo pueden hacerlo intensamente en dos días. Lo esencial es evitar el sedentarismo y adoptar el ejercicio como una inversión en nuestra salud a largo plazo.

En una sociedad donde el tiempo escasea, encontrar la forma de incorporar actividad física, aunque sea de manera esporádica, puede ser una estrategia efectiva para preservar la salud mental. A fin de cuentas, el esfuerzo de hoy es la mejor inversión en la lucidez de mañana.